El 30 de octubre de 1983 fue un día histórico para la Argentina, ya que marcó el fin de la última dictadura militar y el inicio de una nueva etapa democrática. Después de siete años y medio de gobierno no democrático que dejó violaciones a los derechos humanos, una profunda crisis económica y social, amén de la derrota en la guerra de las Malvinas, el pueblo argentino recuperó su derecho a elegir a sus gobernantes mediante el voto libre y secreto.
El candidato de la Unión Cívica Radical (UCR), Raúl Alfonsín, se impuso con el 51,75% de los votos al candidato del Partido Justicialista (PJ), Ítalo Luder, que obtuvo el 40,16%. Los otros tres candidatos fueron Oscar Alende, del Partido Intransigente, con el 5,31%, Rogelio Frigerio, del Movimiento de Integración y Desarrollo, con el 1,49%, y Francisco Manrique, del Partido Federal, con el 1,29%.
La victoria de Alfonsín significó el triunfo de una propuesta política basada en la defensa de los valores democráticos, la defensa de los derechos humanos, la reconciliación nacional y la justicia social.
En este contexto, se desarrollaron las elecciones municipales en Coronel Rosales. El deseo por participar de los comicios por parte de la ciudadanía era mayúsculo. Antes de la apertura de las mesas, a las 8.00 de la mañana, ya había filas en los centros de votación. Según Encotel (la entonces empresa estatal de Correos y Telégrafos), en Punta Alta la participación fue del 81.72%.
Contra los pronósticos previos se impuso en la contienda electoral el candidato de la UCR, Gustavo Montero. De 31 años, el joven arquitecto aventajó por apenas 227 votos a PI de Mario Vicente Curzi y por 2538 a Amadeo Catá del PJ. El porcentaje de votos fue el siguiente: Montero 35,7% (9463 votos); Curzi 34,8 % (9223 votos); Catá 25,1 % (6662 votos), entre los principales competidores.
Ese 30 de octubre los argentinos y los rosaleños expresaron su voluntad de vivir conforme a los valores democráticos para siempre y dejar atrás el largo período inaugurado en 1930 de democracia interrumpida por gobiernos de fuerza ajenos al mandato constitucional. Ese día, se inauguró el período democrático más largo en la historia argentina, que debe defenderse para asegurar su continuidad, y que garantiza las libertades y derechos de todos los ciudadanos.