Fuerte Apache volvió a ser escenario de un enfrentamiento armado que dejó como saldo a un hombre de 37 años como víctima. Pero no se trataba de un hecho de inseguridad, sino que fue una guerra entre bandas que involucró al hijo de uno de los líderes de los 12 Apóstoles, el grupo de presos que realizó un sangriento motín en el penal de Sierra Chica, en 1996.
El hombre que murió fue identificado como Jonathan Ezequiel Brandán (37) que es conocido como “Pata Larga”, pero también por ser el hijo de Marcelo “Popó” Brandán Juárez (55), que fue uno de los que lideró el sangriento levantamiento.
De acuerdo a lo que informaron fuentes policiales, el problema que terminó con la muerte de Brandán hijo, se originó el miércoles pasado. Todo comenzó cuando hubo un cruce entre bandas, por un presunto robo en el domicilio de una de las organizaciones conocida como “Los Fiolos”.
Es que un cruce de camperas, unas llaves perdidas y un robo de armas, fueron las claves para que las amenazas empiecen a correrse de un lado al otro.
“Pata Larga” y la víctima del robo le prometieron muerte al ladrón. Pero éste, además de amenazarlos, fue a buscarlos. No está claro si fue él. Pero sí que dos hombres dispararon desde una moto, contra “Los Fiolos”. Brandán recibió dos impactos en el pecho y el abdomen. Murió en el hospital Carrillo, de Ciudadela.
Quién es Marcelo “Popó” Brandán Juárez y quiénes son los 12 Apóstoles
Brandrán padre se encuentra detenido en la Unidad 30 de General Alvear, que depende del Servicio Penitenciario Bonaerense. Está allí cumpliendo una pena de reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado. El último delito que cometió fue un secuestro de un comerciante que terminó en tiroteo con la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Justamente, Brandán fue uno de los líderes del Motín de Sierra Chica, el levantamiento más sangriento en la historia carcelaria argentina. Junto a Jorge Pedraza y otros diez reclusos, organizaron una fuga fallida que terminó en un enfrentamiento con los guardias y con otros reclusos.
Lo más recordado de este levantamiento que se produjo durante Semana Santa en 1996 y que duró 8 días, fue que los reclusos le dieron empanadas con carne humana a los guardias que habían sido secuestrados. Además, otra historia conocida fue que jugaron al fútbol con la cabeza de uno de sus enemigos en la cárcel.