Con la designación de Ignacio Barrios Arrechea al frente de Yacyretá cobró vigor la mirada sobre el perfil de la familia política del joven posadeño, hijo del exgobernador radical Ricardo "Cacho" Barrios Arrechea.
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Entre los nexos con el poder que lo llevaron al sillón de la EBY, habría jugado un rol central Alejandra Shaw, esposa de "Nacho" Barrios Arrechea, amiga de la familia Kirchner y, por lo tanto, de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La esposa de "Nacho" Barrios Arrechea es amiga de la infancia de Natalia Mercado, hija de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner. Su padre, el ya fallecido dirigente del gremio petrolero Armando "Bombón" Mercado, fue uno de los cimientos principales de la carrera política de Néstor Kirchner hacia la presidencia de la Nación.
Esa es una viga política central. Y el costado glamoroso con rastros de purpurina es el trabajo periodístico de María Pía Shaw, hermana de María Alejandra, premiada con el Martín Fierro por su labor en las noticias del "corazón" y del cholulismo nacional, consumo diario de millones de argentinos.
Pero es la figura del padre de Alejandra y Pía la que merece una mirada. El coronel Roberto A. Shaw fue un puntal de las tropas leales a la Constitución Nacional en la madrugada de la última asonada carapintada el 3 de diciembre de 1990.
En la madrugada de ese día un sector del Ejército, afín al coronel Mohamed Seineldín, tomó el Regimiento Patricios en el barrio porteño de Palermo. Hasta la noche de ese día, los rebeldes mantuvieron en vilo al país, un levantamiento que finalizó con 14 muertos y decenas de heridos.
Los sublevados se hicieron fuertes también en la fábrica de tanques de Boulogne, en el edificio de Prefectura en Retiro y en el Edificio Libertador, sede del Comando en Jefe del Ejército. Se autodefinieron "carapintadas" porque actuaron con el rostro embadurnado con una camuflaje bélico. Según su propio relato en el juicio a carapintadas, Roberto A. Shaw integró el grupo de 5 jefes militares que en la madrugada del levantamiento intentó retomar el control del Regimiento Patricios.
Shaw, según su relato en el juicio realizado en 1991, ingresó al Puesto Flores de la unidad militar, cruzando la Avenida Bullrich, en el barrio porteño de Palermo. Acompañó al segundo jefe de Patricios, teniente coronel Hernán Pita, al jefe de Operaciones mayor Federico Pedernera, junto a otros oficiales, el coronel Manuel de la Cruz y el teniente primero Enrique Bianchi.
El teniente coronel Pita y el mayor Pedernera fueron masacrados. Pita quedó destrozado por seis balazos en el tórax y como su subordinado Pedernera, tenía un salvaje "tiro de gracia" en el rostro. Esa sangre, derramada alrededor de las 4 de la madrugada del día de la rebelión, marcó el comienzo del fracaso de los rebeldes que se rindieron por la noche en el edificio Libertador.
Roberto A. Shaw testimonió luego en el juicio a los carapintadas. En su exposición ante la Justicia relató cómo fueron los hechos que terminaron con la muerte de los jefes militares. Se aplicaron duras condenas, nunca se supo la identidad de los asesinos cubiertos por un "pacto de sangre" y el presidente Carlos Menem indultó más tarde a los protagonistas del levantamiento.
Del coronel Shaw existen pocos datos en las redes. Salvo ese video que muestra su participación en el juicio, no hay mayores datos. Un estudio sobre la década del '70 con el rango de teniente 1° ubica al militar en Salta.
Muy joven como para figurar en las crónicas del Operativo Independencia que lideraba el militar Acdel Vilas, el oficial Shaw pronunció un discurso de despedida a un soldado asesinado, Ismael Maldonado. Fechado el 8 de septiembre de 1975, el extracto de su oración fúnebre es parte de un trabajo de búsqueda en los medios de entonces, realizado por los sociólogos Gabriela Roffinelli y Matías Artese, del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
"En nombre del Ejército Argentino me toca hoy despedirte, pero estoy seguro que tu sacrificio y el de muchos otros no será en vano, forman parte ya de una larga lista de valientes a quienes la patria ha pedido su sangre para fortalecer y enorgullecerse de sus hijos" dijo ante los restos de Ismael Maldonado, en Rosario de la Frontera, Salta.
Más acá en el tiempo, su labor lo llevó a la Guarnición Palermo ensangrentada por el levantamiento de 1990, a Monte Caseros en Corrientes y a Posadas, entre otros destinos. En ese camino formó su familia con la correntina María Cristina Buasso y una de sus hijos, Alejandra, los vinculó a ambos con un histórico tronco familiar de Misiones de cuño radical.