Chandru y Shashikala era una joven pareja de enamorados que estaban a punto de casarse, por lo cual decidieron preparar una producción fotográfica de la más famosa escena del film “Titanic” días antes de celebrar su boda.
Esto sucedió en 2020 en el estado indio de Karnataka, en la parte sur del país, y lamentablemente la pareja murió ahogada por una gran correntada, al caer al río, según anunció la cadena local “India TV”.
Los novios fueron al río Kaveri para tomarse imágenes románticas y reproducir en una filmación la icónica escena del abrazo de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en la película "Titanic".
La fecha de la boda era inminente, el día 22 de noviembre de ese año estaba programada y los jóvenes posaban en un bote ligero de bambú, que se conoce como “coracle”. En ese momento el remero perdió el control de la embarcación y todos cayeron al agua. Los prometidos no pudieron salir de la fuerte corriente y terminaron ahogándose.
Según las fuentes policiales, los trágicos hechos ocurrieron frente a los padres y familiares de los novios, mientras que el remero y propietario del coracle logró salir del agua y huyó del lugar. Ahora enfrenta cargos por muertes por negligencia, según informó el diario “The Times of India”.
James Cameron relató en primera persona cómo es la peligrosa expedición al Titanic
James Cameron, director de Titanic, se sumergió 33 veces para ver de cerca el barco que inspiró su taquillera e icónica película.
El cineasta es un apasionado del caso del transatlántico británico que se cobró la vida de entre 1491 y 1513, y, ahora, estremece al mundo con la implosión del submarino de la compañía OceanGate Expeditions.
Su pasión por el Titanic es tal que, en una entrevista en el 2009 con la revista Playboy, Cameron aseguró: “Hice Titanic porque quería bucear entre los restos del naufragio, no porque quisiera hacer la película. Es el Everest de los naufragios”.
Posteriormente, en un documental de la National Geographic, Cameron relató su experiencia en el submarino del Titanic, en este caso, con su propia nave sumergible, el Deepsea Challenger: “Me lancé como un rayo, lo más rápido que jamás había visto. La superficie simplemente desapareció”. En una de las oportunidades, el director pasó tres horas en las profundidades, recolectando datos para su investigación.