¿Qué hizo la última vez que tuvo un momento libre? Si agarró su teléfono y comenzó a deslizarse sin fin por noticias alarmantes, es posible que haya caído en lo que se conoce como doomscrolling. Este comportamiento, que ganó relevancia durante la pandemia, se convirtió en una amenaza para la salud mental y física de muchas personas, según advierten los expertos de Harvard.
Qué es el doomscrolling
El doomscrolling ganó relevancia durante la pandemia, cuando la alteración de las vidas cotidianas impulsó a muchas personas a buscar sin descanso las últimas noticias sobre víctimas de la COVID. Sin embargo, más de cuatro años después, la sociedad sigue enfrentando una intensa agitación social, política y económica, y este fenómeno surgió como una amenaza para la salud mental y física, según advierten los expertos de Harvard.
“Ha habido una serie de ataques tras otro”, dijo el Dr. Aditi Nerurkar, profesora de la División de Salud Global y Medicina Social de la Facultad de Medicina de Harvard. “Nuestros cerebros y cuerpos están diseñados de forma experta para manejar breves ráfagas de estrés. Pero en los últimos años, el estrés no parece terminar nunca. El doomscrolling es nuestra respuesta a eso”.
Este comportamiento tiene su origen en el sistema límbico, una parte del cerebro comúnmente conocida como el “cerebro reptil” o “cerebro de lagarto”, donde la amígdala desempeña un papel clave. Esta estructura está relacionada con la autopreservación y activa la respuesta de lucha o huida ante situaciones de peligro, lo que nos lleva a estar continuamente alertas y buscar posibles amenazas.
“El estrés aviva nuestro impulso primario de desplazarnos”, afirma Nerurkar. “Estamos hipervigilantes y atentos a los peligros. Cuanto más nos desplazamos, más sentimos que necesitamos hacerlo”.
El experto afirmó que todo el mundo es susceptible a caer ante este fenómeno: “Si tienes un dispositivo, es temporada abierta para el doomscrolling”, aseguró. Sin embargo, las mujeres y las personas con antecedentes traumáticos son los dos grupos más afectados, según el Dr. Richard Mollica, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard.
Las mujeres se ven más afectadas por el doomscrolling porque “la mayoría de los medios violentos tratan de lastimar a mujeres y niños”, dice. Mientras que las personas que viiveron situaciones de violencia “no se sienten seguros en el mundo y quieren saber qué está pasando para poder calmar su ansiedad. Pero en estas mismas personas, el doomscrolling actúa como un detonante”, afirmó el médico.
Qué consecuencias tiene el doomscrolling
Entre las consecuencias que genera el doomscrolling, se encuentran:
- Dolores de cabeza
- Tensión muscular
- Dolor de cuello y hombros
- Falta de apetito
- Dificultad para dormir
- Presión arterial alta
Nerurkar afirma que el doomscrolling puede provocar un “cerebro de palomitas de maíz”, como resultado de un fenómeno que ocurre cuando se pasa demasiado tiempo en línea. Es el fenómeno biológico real de sentir que el cerebro explota porque estamos sobreestimulados en línea. Entonces es difícil interactuar con el mundo real, que se mueve a un ritmo mucho más lento”, dijo.
Cómo prevenir el doomscrolling
Nerurkar y Mollica indicaron una serie de consejos para establecer determinados “límites digitales”. “Necesitamos mantenernos informados, pero no a expensas de nuestra salud mental”, dijo Nerurkar. “Y reducir el consumo no tiene que ver con la abstinencia, sino con disminuir la dependencia”.
- Mantener el teléfono fuera de la mesita de noche: No se trata de no tenerlo en el dormitorio, pero al dejarlo fuera del alcance, se evitará agarrarlo de forma compulsiva al despertar. “Este pequeño cambio podría ser clave para reducir el estrés que genera el uso del teléfono”, comenta el Dr. Nerurkar. “En su lugar, te habituarás a despertar con la luz natural, mirar a tu compañero de cama, ir al baño y cepillarte los dientes, creando un espacio de calma antes de enfrentarte al estrés.”
- Aplicar el mismo principio en el lugar de trabajo: Colocar el teléfono en un cajón o al menos a tres metros de donde se trabaja durante las horas productivas.
- Evitar llevar el teléfono a la mesa durante las comidas: Mantener el dispositivo fuera del alcance, se recomienda colocarlo a más de un brazo de distancia.
- Considerar cambiar la pantalla del teléfono a escala de grises: Este ajuste visual disminuye la saturación de los colores, haciendo que el desplazamiento sea menos atractivo. “Algunos estudios preliminares sugieren que esto reduce el tiempo frente a la pantalla”, señala el Dr. Nerurkar.
- Desactivar las notificaciones: Los constantes pitidos de nuevos mensajes, correos y alertas de noticias funcionan como enganche. “Es una forma de restablecer los límites”, afirma el Dr. Nerurkar. “¿Estás usando el dispositivo o es el dispositivo el que te está usando a ti?”
- Enfocarse en las noticias locales: Los titulares locales tienden a ser más positivos y menos alarmantes. “Limítate a las noticias del entorno que te afecta directamente”, recomienda el Dr. Mollica.
- No dudar en decir no: Cuando alguien comparte noticias trágicas o alarmantes, hazle saber que no te interesa. “Esto te da el control”, comenta el Dr. Mollica. “No estás cediendo tu poder a otra persona.”
- Dedicar tiempo a lo positivo: involucrarse en actividades que generen emociones positivas, como ser voluntario en una organización benéfica, un refugio de animales o participar en clases de baile o caminatas por la naturaleza. “Es fundamental compartir experiencias positivas con los demás”, asegura el Dr. Mollica.
- Hablar con un médico si te resulta difícil dejar de navegar por Internet o si esto te está afectando demasiado: “Un pequeño porcentaje de personas realmente necesita ayuda profesional. El primer paso es hablar con tu médico de cabecera”, sugiere el Dr. Mollica. “Algunos problemas son demasiado complejos para enfrentarlos por uno mismo.”