La multitudinaria marcha a Plaza de Mayo contra la condena judicial a Cristina Kirchner ratificó la centralidad de la expresidenta como principal figura de la oposición, aglutinó a las distintas expresiones del peronismo y, pese a los intentos de la Casa Rosada por minimizarla, se transformó en una de las protestas más contundentes contra Javier Milei desde que asumió el Gobierno, marcando un punto de partida para la resistencia.
Bajo la consigna “Argentina con Cristina”, más de 500.000 manifestantes llegaron desde distintos puntos del país en medio de un fuerte operativo de seguridad y colmaron la Plaza de Mayo. Dirigentes, legisladores y militantes peronistas, sindicatos autoconvocados, organizaciones sociales, estudiantiles y de Derechos Humanos, y partidos de izquierda se unieron en un grito contra la condena y la gestión mileísta.
El protagonismo de Cristina fue tal que, aún privada de su libertad, fue la única oradora del acto central. Desde el departamento donde ya cumple la condena en el barrio de Constitución, arengó a sus simpatizantes: primero a través de un mensaje grabado, y luego, otro en vivo. Los audios se transmitieron desde el escenario principal, donde inmediatamente después sonó “Todo preso es político”, hit de la banda Los Redondos.
“Pueden encerrarme a mí, pero no van a poder encerrar a todo el pueblo argentino”, proclamó la expresidenta. “Vamos a volver con más unidad, con más sabiduría, con más fuerza. Desde donde me toque estar, desde la trinchera que sea, voy a seguir haciendo todo lo que esté a mi alcance para estar ahí con ustedes”, reafirmó.
Lamentó no poder salir a su balcón (su abogado Carlos Beraldi le pidió este miércoles al Tribunal Oral saber si efectivamente tendrá prohibido hacerlo) y volvió a criticar la condena de la Corte en la causa Vialidad. “No me dejan competir porque saben que pierden”, cuestionó la exmandataria, que iba a presentarse en este turno electoral como candidata a diputada bonaerense.
A su vez, insistió en que “este modelo que ahora encarna Milei se cae, no solo porque es injusto e inequitativo, sino porque fundamentalmente es insostenible en términos económicos”. En ese sentido, reiteró: “El verdadero poder económico sabe que este modelo se cae, y por eso es que estoy presa”.
La marcha confirmó a Cristina como protagonista indiscutible de la escena política a pesar de la inhabilitación para competir de por vida. “Cristina es la única voz que tiene fuerza y potencia y que viene advirtiendo que ese modelo va a fracasar. Intentaron matarla pero el tiro no salió. Y el tiro del fallo les va a salir por la culata, porque patearon el hormiguero y la gente se va a cansar”, remarcó el senador y exministro Eduardo “Wado” De Pedro.
“Vamos a volver”
Desde el escenario en la Plaza de Mayo sonaron a todo volumen la Marcha Peronista y el Himno Nacional, pero entre los manifestantes también se escuchó el clásico “vamos a volver”, con los dedos en V. Desde su prisión domiciliaria, Cristina recogió el guante y apeló al cántico para reivindicar el modelo kirchnerista.
“El ‘vamos a volver’ revela una voluntad de volver a un país donde los pibes puedan comer cuatro veces al día, donde en el colegio les den libros y computadoras, donde los laburantes lleguen a fin de mes y puedan ahorrar para comprarse un autito, una casita, un terrenito, donde los jubilados tengan remedios. Ese país no fue una utopía: lo vivimos durante 12 años y medio, y además lo dejamos desendeudado, como a las familias y las empresas”, resaltó.
La figura de la expresidenta encolumnó a todas las expresiones del PJ, que se mostró unido y revitalizado. Máximo Kirchner, hijo de Cristina y referente de La Cámpora; el gobernador bonaerense Axel Kicillof; y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, confluyeron en Plaza de Mayo y movilizaron sus respectivas columnas, al igual que el dirigente social Juan Grabois (Patria Grande), entre otros. También fue relevante la presencia sindical a pesar de que la CGT se mantuvo al margen.
“El peronismo volvió a nacer a partir de este fallo injusto y arbitrario. No se puede vivir en un país donde ponen presa a una expresidenta por venganza y porque tienen miedo a que vuelva”, aseveró Juliana Di Tullio, quien marchó desde el Congreso junto al bloque de senadores de Unión por la Patria, como también lo hicieron los diputados.
Se sumaron más voces contra el fallo. “Acá no hay Justicia, hay una mafia judicial. Cuando Cristina anunció que sería candidata se despertaron todos los fantasmas. Los jueces de la Corte deben estar muy sucios, porque resolvieron en días lo que era para meses y años por lo compleja de la causa”, advirtió el senador Oscar Parrilli.
El Gobierno desplegó un fuerte dispositivo de seguridad, que incluyó controles a los micros en los accesos a la Ciudad, pero no pudo evitar los cortes de calles ante la marea de manifestantes, que barrió con cualquier posibilidad de aplicar el “protocolo antipiquetes”. La propia ministra se Seguridad, Patricia Bullrich, admitió que con semejante movilización sería difícil impedir las obstrucciones de tránsito.
Pese al nivel de la convocatoria, la Casa Rosada intentó minimizarla. “Es lógico pensar que hay un sector del pueblo argentino que apoya a Cristina. Es minoritario hoy en la Argentina, pero es un 25%. El otro 75% no coincide con ese apoyo. Lo que debería haber es un respeto de un sector minoritario al resto de la población y no entorpecerles su jornada de trabajo o su libre circulación por la ciudad”, dijo el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a Radio Mitre.