El resultado de las elecciones primarias, donde se destacó la sorpresiva victoria del candidato por la Libertad Avanza Javier Milei, instaló más dudas que certezas. En especial sobre cuál será la reconfiguración del mapa de representación política en la Argentina, porque la contienda electoral aún depende de una maraña de variables impredecibles.
El único pronóstico inevitable es el que impone el drama en el frente económico, con una indómita carrera inflacionaria que difícilmente modere su marcha en 2024; una crisis cambiaria que demandará nuevos shocks devaluatorios (en el corto y mediano plazo) y la necesidad de profundizar el ajuste de las cuentas públicas para tratar de vislumbrar más rápidamente la luz al final del camino.
Las diferencias discursivas de los principales candidatos presidenciales en pugna no alcanzan para imaginar un camino distinto. Incluso, los dilemas irresueltos de la política podrían agravar el escenario.
Los guarismos que arrojaron las urnas indican que Milei es el favorito de cara a la instancia electoral de octubre, pero todo dependerá de su capacidad para explicar en detalle las propuestas de Gobierno que impulsa, más allá del ruido que generan sus planteos estrafalarios, y qué hará para conseguir la tan necesaria garantía de gobernabilidad, tal vez su talón de Aquiles.
Al respecto, en el mundo de los analistas políticos advierten, ante la hipótesis de la victoria de Milei, que si “avanza como una topadora, se impondrá una debacle política muy rápidamente”.
Esa premisa se sostiene también con un cálculo: si se repiten los resultados de las PASO, el economista libertario tendría ocho senadores y 40 diputados, números muy bajos para construir algún consenso. Y basta con recordar las dificultades que afrontó Mauricio Macri, que asumió con 15 senadores y 86 diputados y quedó obligado a negociar con el entonces peronismo dialoguista.
Una carta para sostener su poder surgiría del éxito inmediato para estabilizar los precios, pero eso dependería también de las condiciones que eventualmente reciba el 10 de diciembre.
Pero la carrera presidencial sigue abierta y todo puede cambiar de un momento a otro, aunque también eso está sujeto a la suerte de Patricia Bullrich, la postulante de Juntos por el Cambio, y de Sergio Massa, el ministro de Economía y candidato por Unión por la Patria.
En el caso de Bullrich, su situación podría cambiar a partir de las próximas elecciones provinciales (fundamentalmente Santa Fe y Mendoza) donde la oposición tiene chances de quedarse con la gobernación. Sería una oportunidad para crear una mística y regenerar la figura de Bullrich para poder romper con el antagonismo entre Milei y Massa que predominó la agenda post PASO.
“Bullrich queda en la mitad del antagonismo y (Mauricio) Macri no está dejando que se empodere”, advierten quienes siguen de cerca los pormenores de la contienda electoral y los movimientos internos en cada uno de los espacios. Es cierto que en los últimos días llamó la atención la buena relación que el expresidente y Milei se ocuparon de exponer.
En el caso de Massa, se sabe que el gran obstáculo es el frente económico, donde la devaluación posterior a las primarias aceleró la carrera de los precios y ni siquiera permitió acortar la brecha cambiaria. Incluso, algunos economistas estiman que el ministro deberá profundizar después de octubre.
En las generales, se prevé que la participación será mayor (en las primarias no superó el 70%) y menos porcentaje de voto en blanco. “Habrá 10 o 15 puntos que se incorporan para distribuir”, auguró al respecto un reconocido consultor.
Todo está por verse, al igual que el impacto final en las dos grandes coaliciones que marcaron la vida política en los últimos años. Hay quienes advierten que una eventual victoria de Milei podría forzar también fracturas en JPC y en UP.
Finalmente, las urgencias económicas constituyen la única condición inevitable. Uno de los pronósticos que se baraja indica que, en el mejor de los escenarios, la Argentina terminará 2023 con una inflación del 172%, un dólar oficial a $ 580 y el blue por arriba de los $1.000. Y para 2024, se calcula un crecimiento del PIB de apenas 0.5%; un dólar oficial por arriba de $1060; un blue a $1.200, y una inflación acumulada del 98%.