Finalmente, pasadas las 20hs y a poco del límite establecido por la Justicia Electoral, se acordó la lista de unidad del PRO, que lleva a Mauricio Macri por primera vez a la presidencia del partido que fundó hace veinte años.
El acuerdo consumado entre el macrismo y el sector que conduce Patricia Bullrich marca un nuevo equilibrio partidario, con Horacio Rodríguez Larreta afuera de la conducción. Con el tiempo se verá qué dinámica asume el PRO en su papel de partido opositor, pero dialoguista con el Gobierno nacional de Javier Milei y, por ahora, aliado incondicional del oficialismo en el Congreso.
Una vez que la lista sea revisada y aprobada por la Justicia, las nuevas autoridades serán proclamadas el 2 de junio, fecha pactada para la elección interna.
En la nueva estructura partidaria, Patricia Bullrich, que deja la presidencia, pasará a presidir la Asamblea Nacional del PRO, organismo similar a la Convención Nacional, donde se reúnen los delegados provinciales y se aprueba o rechazan las alianzas electorales con otros espacios.
La puja por espacios en distintos estamentos del partido demoró casi hasta el límite el acuerdo. La macrista Soledad Martínez (intendenta de Vicente López) será la nueva vicepresidenta primera, mientras que la vicepresidencia segunda quedó para Damián Arabia, diputado nacional de Bullrich.
La Secretaría General del partido quedó para el macrista Facundo Pérez Carletti, concejal de Santiago del Estero y referente del PRO en su provincia.
Renovación en un momento complejo
La renovación partidaria ocurre en un contexto de crisis del espacio fundado a principios de este siglo por Macri y Horacio Rodríguez Larreta y que tuvo su pico de poder entre 2015 y 2019, cuando el PRO, en alianza con la UCR y la Coalición Cívica, alcanzó la presidencia y la vicepresidencia de la Nación.
Macri asumirá la conducción del PRO después de que el partido, de nuevo como cabeza de la coalición Juntos por el Cambio (heredera de “Cambiemos”) fracasara en 2023 en su intento por recuperar el Gobierno nacional que perdió en 2019 en competencia electoral con el peronismo y aliados aglutinados en el Frente de Todos.
Bullrich, ganadora junto a Luis Petri, de la interna de JxC sobre el binomio Rodríguez Larreta-Gerardo Morales, fue postergada al tercer lugar en las elecciones presidenciales, que ganó Sergio Massa y le siguió Javier Milei con La Libertad Avanza.
Derrotada, Bullrich anunció que dejaría la presidencia del PRO. Pero rápidamente, sin acordar con Macri, selló una alianza con Milei para el balotaje. El premio llegó poco después cuando el nuevo Gobierno libertario integró a Bullrich y a Petri como ministros. Macri no objetó la incorporación de la ministra pero aclaró que había sido una decisión “personal” e “inconsulta”.
Macri también acordó su apoyo logístico al candidato de LLA para derrotar al peronismo. Pero su espacio se movió con más distancia que Bullrich: el macrismo no se integró al Gobierno libertario, aunque, a través del jefe de los diputados, Cristian Ritondo, ejerció como un aliado leal del oficialismo en el Congreso.
Negociación tensa sobre el final
El PRO apuesta ahora un nuevo equilibrio interno. Macri surgió como candidato excluyente a la presidencia partidaria, pero su espacio acordó con Bullrich repartir en “un 50/50″ el Consejo Directivo y la Asamblea Nacional.
Según trascendió, las negociaciones se empantanaron el lunes a la tarde. Los delegados de Bullrich (que hoy monitoreó las conversaciones desde Córdoba, adonde viajó en calidad de ministra de Seguridad), Juan Pablo Arenaza, Pablo Walter y Damián Arabia, tensaron las tratativas al punto de amenazar con presentar una lista propia para disputarle la presidencia a Macri.
La misma versión dice que Humberto Schiavoni (ex titular del PRO) y Fernando de Andreis (integrante del círculo íntimo de Macri) mostraron su desacuerdo en darle al diputado bullrichista Arabia una silla en el Consejo Directivo, a lo que finalmente cedieron.
Macri buscó retomar la conducción del PRO con el objetivo de influir en las listas para las elecciones del 2025. También quiere darle su impronta al diálogo político con Milei, sin intermediarios.
Las negociaciones, comentó una legisladora del PRO a este medio, también incluyeron a los espacios “híbridos”. Así denominan a dirigentes que tiene peso propio en el partido, más allá de Macri y Bullrich. Ponen de ejemplo a los gobernadores Nacho Torres, Rogelio Frigerio y Jorge Macri. Igual ocurre con intendentes.
El rol de Rodríguez Larreta
La nueva composición del PRO marcará el ostracismo partidario de Rodríguez Larreta, pieza clave del macrismo hasta que en 2022 decidió ser candidato presidencial, sin consultar a Macri y con un armado político propio. El exjefe de gobierno porteño no tendrá representantes en el Consejo Directivo del partido, aunque sí contará con delegados en la Asamblea, a partir de la representación porteña.
Los diputados nacionales Alvaro González y Silvia Lospennato, entre otros, continúan teniendo a Rodríguez Larreta como referente. El larretismo viene marcando diferencias con el Gobierno de Milei, sobre todo, con la falta de búsqueda de consensos y el estilo confrontativo del libertario. No creen que el PRO necesariamente deba en la próxima elección converger con los libertarios, pese a compartir electorados.