La realidad de la política está cada vez más lejos de la gente en el marco de las elecciones 2023, con peleas internas a cielo abierto y disputas por ver quién llega al poder. En ese sentido, ni oficialismo ni oposición se salvan de las críticas de los votantes, que cada vez tiene menos confianza en los candidatos.
Dicho esto, se observó el primer gran reclamo de la gente en las urnas en Tierra del Fuego, donde a pesar de la victoria de Gustavo Melella del Frente de Todos, el dato estuvo puesto en la cantidad de votos en blanco que hubo en la provincia del sur del país.
El gobernador, que revalidó su gestión por los próximos cuatro años, sacó el 51,26% de los votos, siendo un poco más de 52 mil boletas que tenían su nombre en las urnas. En segundo lugar, el voto en blanco se llevó 22.083 votos, dejando detrás al candidato de Juntos por el Cambio, Héctor Stefani, con el 11%.
Este claro mensaje que baja de parte de población a los candidatos se da en un contexto donde la inflación de abril llegó al 8,4% y los especialistas advierten que en mayo podría escalar aún más, con un efecto del dólar que llegará durante este mes.
Además, las peleas internas que se dan tanto en el Gobierno entre Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, por la disputa de quién será el candidato por el oficialismo, como también en Juntos por el Cambio con los cruces entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, cada vez alejan más a la gente de la política.
Esto se traduce en un nombre: Javier Milei. El candidato liberal es un fiel reflejo de la bronca de la gente que no encuentra ni en el oficialismo ni en la principal oposición un nombre que represente los intereses de la gente. Sin embargo, el economista es, lo que definen como outisder, que viene con propuestas muy radicales que están muy lejos de su realización.
Sin embargo, el candidato liberal, a pesar de concentrar un núcleo duro de votos, lo cierto es que en las provincias no viene mostrando la fuerza que él presume en los medios y las encuestas marcan. También es una realidad que el fenómeno Milei se observa fuertemente en la Ciudad y provincia de Buenos Aires.
Es decir, una encuesta realizada por la consultora de Federico González en la provincia de Buenos Aires señaló que Milei es el candidato con el núcleo duro más amplio de votos con un número cercano al 20%, por encima de Cristina Kirchner (17,8%) y Bullrich (17,6%).
Sin embargo, estos números que emocionan a muchos de los seguidores de Mieli tienen la trampa de que son solo de candidatos y no de partidos. Ahí, la diferencia se amplía mucho más sobre el Frente de Todos con Massa o Scioli como en Juntos por el Cambio con nombres como Larreta, Morales o Pichetto.
La gran incógnita es ver qué pasará con los votos del candidato liberal en caso de no superar la primera vuelta. Sus dichos contra Rodríguez Larreta podrían a los libertarios en una eventual posición incómoda de tener que elegir entre uno de los “enemigos” o el candidato kirchnerista.
El gran desafío de acá a octubre pasará por volver a generar confianza en la política, en medio de un escenario cada vez más complicado con panoramas que predicen situaciones más difíciles en materia económica para los próximos años.
Para qué sirve el voto en blanco y por qué no van “al ganador”
Uno de los grandes mitos que circula al rededor del voto en blanco es que “van para el ganador” de las elecciones. Sin embargo, es un error que se popularizó a través de los años por la forma en la que se computan esta decisión de la gente.
En sí, el voto en blanco es una de las opciones que tiene el votante para “manifestar su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos”, según la Cámara Nacional Electoral. Sin embargo, no se trata de un voto afirmativo, sino de voto válido.
Es decir, a la hora de hacer el recuento para elegir un candidato se toman en cuenta los votos afirmativos, aquellos que sí tienen un nombre en la boleta. Por ejemplo, en caso de unas elecciones donde 10 personas votaron a X candidato, otras diez a Y candidato y otras diez en blanco, la base será sobre los 20 votos que tienen un nombre en la boleta.
A eso cabe aclarar que sucede en casos definitorios, como puede ser una elección presidencial general o en el caso de Tierra del Fuego, en la votación a gobernador. Sin embargo, si tienen un porcentaje en las PASO, donde con el ejemplo mencionado antes, cada candidato habrá sacado el 33% de los sufragios. En cambio, en las generales, cada uno habrá obtenido el 50%, porque la base es sobre 20.
¿Hay un cambio en la participación de los votantes en las provincias?
Uno de los temas que también es una preocupación para quienes trabajan pensando en las elecciones es la caída en la participación de los electores, en un país marcado desde la vuelta a la democracia como uno de los eventos que movilizan a la gente respecto a la política y siendo la mejor forma de expresarse ante el descontento.
En ese sentido, tomando las bases de 2019, los primeros indicadores después de la elección en ocho provincias, es que hay una caída en la participación. En La Rioja y Jujuy la merma alcanzó el 10%, mientras que en Misiones fue del 7%, en La Pampa, de casi 6% y en Río Negro, del 5%.
Justamente, ante este escenario, en diálogo con Vía País Roberto Chiti, director de Diagnóstico Político, señaló que “cuanto más polarizada sea la elección, seguramente más gente va a votar, cuanto más atomizada, posiblemente menos gente vaya a votar”.
“Hoy la gente está harta. Ese hartazgo se puede canalizar hacia un ‘me desintereso y no voto’ o hacia un mayor caudal de votantes que apuntan a buscar un cambio. Creo que el escenario (para las presidenciales) es que la gente se manifieste votando, más allá de que no le gusten los candidatos”, señaló.
Y completó: “Por más que se sienta defraudada, se terminan inclinando por lo que se denomina como el voto de descarte o un voto estratégico y no por el voto de preferencia”.