Cada tanto, Internet resucita leyendas oscuras que nos hacen dudar de todo. Y esta es una de esas: la historia del “vampiro argentino”, un supuesto asesino serial que habría matado a 15 mujeres en Tucumán entre 1953 y 1959. Su nombre: Florencio Roque Fernández, también apodado “el vampiro de la ventana”.
Según las publicaciones que circulan en Google, fue un hombre con esquizofrenia, abandonado por su familia, que vivía en una cueva y salía por las noches a beber la sangre de mujeres jóvenes que dormían con la ventana abierta. ¿Suena de película? Es que lo es. Porque, como reveló una investigación publicada por La Gaceta de Tucumán, nada de eso pasó.
El mito: el conde tucumano
La leyenda dice que Fernández descubrió su “verdadero ser” al ver la película Drácula de Bela Lugosi en un cine a sus 15 años. Que se convirtió en un asesino serial que acechaba mujeres como un murciélago humano. Que sufría fotofobia y que fue atrapado por la Policía Federal en una operación de película, tras lo cual fue declarado inimputable y murió en un hospital psiquiátrico en 1968.
Este relato, repetido hasta el cansancio en artículos, libros y videos de YouTube, sostiene que Florencio fue el mayor asesino serial de la historia argentina, por encima de criminales conocidos como Cayetano Santos Godino o Robledo Puch. Pero hay un problema: no hay pruebas de que eso haya ocurrido.
La investigación que desarmó la historia
Quien puso en jaque todo fue Gustavo Rodríguez, periodista de La Gaceta de Tucumán. En 2019, comenzó a investigar este caso dentro de la sección “Historias detrás de Historias”. Su búsqueda lo llevó a revisar el archivo más completo del NOA. Resultado: ni una sola mención al supuesto asesino serial.
Intrigado, Rodríguez viajó a Monteros, la ciudad natal de Fernández, para hablar con vecinos y buscar testimonios. Lo que encontró fue muy distinto a lo que dice la leyenda.
“Acá no le decían vampiro, sino ‘Cangrejo’”, contó Arturo Zelaya, docente jubilado de la zona. “Era un albañil que trabajó en la Escuela Normal. No vivía en la calle, no era esquizofrénico, y no mató a nadie. Son patrañas. Yo lo entrevisté entre 2010 y 2011. Estaba bien vivo”, aseguró.
¿Cómo nace un mito urbano?
La teoría de Rodríguez es tan lógica como inquietante: Fernández podría haber tenido relaciones con mujeres casadas y, en un pueblo chico y conservador, esa fama se transformó con los años en una historia más oscura. Lo que empezó como una broma local, terminó como un cuento de terror viralizado por los medios y la web.
En efecto, no existen registros policiales, judiciales ni forenses que respalden la historia. Y en Monteros nadie recuerda que una comisión de la Policía Federal haya hecho allanamientos ni capturado a un asesino tan temible.
El verdadero asesino serial argentino
El mito de Florencio Fernández incluso opaca al verdadero máximo asesino en serie del país: Francisco Laurena, alias “el Sátiro de San Isidro”, condenado por al menos 14 crímenes en la década del 80.
Pero claro, Laurena no tenía la estética gótica ni la leyenda cinematográfica que Fernández supuestamente encarnaba. En cambio, el “vampiro de la ventana” nos regala un relato escalofriante, perfecto para creer...