El peronismo llega a las próximas elecciones legislativas mostrando divisiones que no pudieron resolverse por su canal institucional correspondiente, es decir, dentro de los muros del Partido Justicialista. Por otra parte, en la vereda de enfrente su principal adversario político se congregó en ALLA, alianza donde el mileismo fagocitó tanto al radicalismo como al PRO. Si bien la situación del peronismo no se presenta como un acontecimiento totalmente novedoso, como ocurrió en otras ocasiones, el momento actual invita a reconocer una serie de matices.
La fragmentación peronista: antecedentes
En 2007 el entonces gobernador peronista Jorge Busti eligió como delfín para sucederlo en la casa gris a quien fuera su Ministro de Gobierno: Sergio Urribarri. Algunos sectores del peronismo, no conforme con esta figura, pedían una interna para dirimir el candidato, pero no tuvieron suerte.
El resultado fue que en las elecciones generales los entrerrianos se encontraron con dos listas peronistas en las urnas, incluso con nombres confusamente similares: el Frente Justicialista para la Victoria (Urribarri) y el Frente Peronista para la Victoria y la Justicia Social (que encabezaba el entonces intendente de Paraná, Julio Solanas). Ambos candidatos alardeaban representar a nivel provincial la figura del presidente Nestor Kirchner.
La elección de Solanas no fue necesariamente mala, considerando que competía contra la estructura del PJ provincial. Sin embargo, su caudal de votos ni siquiera alcanzó para causarle una herida de muerte electoral a Urribarri. Si le sacó votos, estos no impidieron que la lista impulsada por Busti se impusiera con un imponente 47%.

En 2009, conflicto de la 125 de por medio, nace lo que sería el peronismo antikirchnerista. En las elecciones legislativas de ese año, en nuestra provincia, dicha facción peronista se cristalizó en la lista “Frente Popular Disidente” postulando al ex candidato a gobernador Héctor Maya, el cual sacó un 7,6% de los votos. Cifra mucho más modesta que la de Solanas, pero relativamente más significativa cuando observamos que el peronismo oficialista perdió la elección por menos de un punto.

En las siguientes elecciones provinciales de 2011 el peronismo antikirchnerista cobró más fuerza, y en la provincia tuvo ni más ni menos como candidato a gobernador a Jorge Busti. Una cantidad de votos más cercana a la de Solanas en 2007 que a la de Maya en 2009, pero un resultado un poco humillante tratándose de la figura del ex líder político del PJ entrerriano, que perdía ante quien fuera su ungido. Un Sergio Urribarri potenciado que alcanzaba un soberbio 55,9%, el cual le permitió gobernar con un senado sin representación opositora (100% peronista urribarrista) y una mayoría automática en la cámara baja, asegurándose prescindir de cualquier negociación con los 6 diputados electos por parte del peronismo disidente.

Para las legislativas del 2013 el bustismo se acopló al sello PRO formando “Unión por Entre Ríos”, para encabezar la lista de diputados con Cristina Cremer de Busti. Aquí lograría un segundo lugar, que llevó a la esposa del ex gobernador al congreso nacional.

Los últimos comicios que contaron con la presencia de un peronismo disidente fueron las provinciales de 2015, que tuvieron a Adrián Fuertes (Intendente de Villaguay) como candidato a gobernador por el massismo. La cantidad de votos fue similar a las de Solanas en 2007 o las de Busti en 2011, pero el peso relativo de su elección fue mayor, por dos puntos: primero, porque Gustavo Bordet (el candidato de Urribarri) ganaba una elección reñida contra Alfredo de Angeli, el candidato del Cambiemos (UCR-PRO). Sin embargo, con un antikirchnerismo tan expandido, no queda claro a quién terminó favoreciendo la candidatura de Fuertes. En segundo lugar, porque consiguió ganar el senador por el departamento Villaguay, que en un senado con 8 legisladores oficialistas y 8 de Cambiemos servía de llave maestra para destrabar cualquier votación. El precio de esa llave fue el Ministerio de Turismo, en el cual fue nombrado como ministro el mismísimo Adrián Fuertes.
El mapa actual del peronismo provincial
El cierre de listas muestra un peronismo dividido en, por lo menos, 4 ofertas: la del oficialismo partidario de “Fuerza Entre Ríos” (Bahl y Michel), la de “Ahora La Patria” (Gaillard-Rubattino), la de Maya y Guzmán (que alquilaron la estructura del Partido Socialista) y la de Emilio Martínez Garbino (Unión Popular).

Hay varios factores que pueden explicar la fragmentación de la oferta peronista. Hay quienes afirman que puede tratarse de una operación del gobernador para dividir votos a la lista de Bahl y Michel. Quizás la lista que más expuesta quede en ese sentido sea la de Martínez Garbino, por su acercamiento a la figura de Frigerio.
Una sospecha de igual índole sobrevuela sobre la lista que Maya y Guzmán presentaron vía Partido Socialista, conjetura que se sustenta en dos puntos: uno, la cercanía del PS con Frigerio (forma parte del gobierno a nivel provincial) y el papel que tuvo Ángel Allende para generar el acercamiento entre socialistas y dicho sector del peronismo.
No descartamos ni desestimamos dicha estrategia del gobierno provincial. Sin embargo, nos gustaría detenernos en un factor anterior: las internas.
La conducción del PJ provincial, tal como sucedió en 2007, cerró las puertas a una eventual interna partidaria, al rechazar las 4 listas que se presentaron para hacerle frente a la conducción representada en la lista de Bahl y Michel. El resultado de clausurar la vía de resolución interna de las disidencias es esta fragmentación de la oferta peronista en las elecciones generales. Una posible argumentación en contra diría que aún perdiendo la interna los candidatos derrotados podrían haber presentado sus respectivas listas por fuera de la estructura partidaria, pero lo cierto es que la legitimidad para hacerlo sería casi nula.
Una elección para ordenar
Pero vayamos aún un poco más atrás: ¿qué explica que la interna peronista a cielo abierto haya contado con tantas listas de interesados?
Nosotros creemos que, tal como en 2007, se está poniendo en juego un recambio dirigencial dentro del peronismo entrerriano. Pero, si en aquella elección se ponía en cuestión el criterio del gobernador saliente al elegir sucesor (que, recordemos, terminó ganando por amplio margen), ahora se trata de cuestionamientos a la figura de Bahl, que tuvo la chance de formar parte de la línea sucesoria Busti-Urribarri-Bordet, pero terminó por ser el nombre de la derrota del peronismo entrerriano. Es entendible la discrepancia de varios sectores del PJ para con dicha figura.
Asimismo, la cabeza está puesta en 2027, en la elección provincial donde son sustancialmente mayores los cargos electivos. Por las características intrínsecas a este tipo de elecciones, este 2025 es el momento para que cada sector se apoye sobre la balanza para determinar su peso de cara a las negociaciones de listas para 2027.
En los días que empezaran a correr veremos como cada fuerza política del peronismo escindido entrará a la cancha a disputar la contienda. La tarea será doble: proponer una alternativa al proyecto libertario y, al mismo tiempo, diferenciarse con alguna nota distintiva que resalte dentro del archipiélago peronista.
En estos episodios, restará ver cómo se dan los apoyos de figuras nacionales a las listas locales. Como sea, si la estrategia de ALLA es polarizar con el kirchnerismo, se encontrará con candidatos como Bahl y Michel, figuras más bien alejadas de la representación estereotípica de lo “k”. En cambio, se puede esperar que el mote de kirchnerista se le atribuya a Gaillard, abriéndole la posibilidad a Bahl de quedar como el adalid del peronismo local, el cual puede profundizar una narrativa desembarazada de los supuestos lastres de la década ganada.
En ese derrotero se definirá quién se va a quedar con la conducción del peronismo local para encarar las próximas elecciones en la primera posición, el cual podría haber sido un proceso delimitado bajo el padrón más reducido de afiliados del PJ, pero un error de cálculo de la conducción partidaria determinó que, en vez de ello, nos encontremos en este año con una interna abierta del peronismo para el 2027.
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