La cooperativa Picada Libertad de Leandro N. Alem reactivó esta semana su secadero de yerba luego de siete años. El objetivo este año será recuperar la confianza de los productores y aseguran que toda la producción de canchada ya tiene destino asegurado.
Una continuidad de administraciones nefastas llevó a la ruina a una de las principales cooperativas que tuvo la provincia y ahora la comisión actual busca recuperarla. Cuando la recibieron tenía deudas, no tenían posibilidades de acceso al crédito, los costos salariales fijos eran muy elevados para su nivel de facturación y ya muchos productores habían dejado de confiar.
Luego de sus momentos de mayor gloria se redujo a la comercialización de té para el mercado interno, sin posibilidades de exportar. Por ello, uno de sus principales problemas era que trabajaban solo seis meses y debían pagar sueldos todo el año. Dado que la operación tealera, se desarrolla en la primavera y el verano, y la cooperativa permanecía inactiva y sin facturación durante la otra mitad.
Trabajar con yerba mate le daría productividad la mitad del año en la que no se produce té. Luego de siete años, la cooperativa consiguió poner en condiciones el secadero, lo que demandó una inversión importante teniendo en cuenta las dificultades financieras que enfrenta. El desafío ahora es conseguir materia prima en un contexto de alta demanda, para lo que resultará fundamental recuperar la confianza de los productores.
“Después de siete años sin trabajar, todos nuestros productores ya tienen donde entregar. Hablamos con ellos y algunos nos dijeron que van a traer parte de su producción para ayudar a la cooperativa. El día que traigan toda su producción va a ser porque los tratamos bien, hoy le estamos pidiendo una ayuda al productor”, dijo Smandiuk su gerente “Ya sabemos que no vamos a tener trabajo todos los meses, pero ya es mucho mejor trabajar la yerba que no hacerlo. Apostamos este año a salir a demostrarle al productor que somos una opción seria y esperamos ir creciendo”, dijo el gerente.