Hoy 20 de marzo no es un sábado cualquiera, sino el primer aniversario de aquel decreto presidencial que nos obligaba a recluirnos en nuestros hogares para cuidarnos de un enemigo desconocido pero altamente letal: el covid-19.
Mas conocido como coronavirus hoy sabemos algo mas pero no tanto, vino desde China originado quizás por un laboratorio o por un cocinero inspirado, lo cierto es que desde diciembre del 2019 comenzó su viaje y el 3 de marzo llegó a este lejano país.
Rápidamente a la par de los recaudos y protocolos de cuidados, aumentaron los casos. Los primeros en quedarse en casa fueron los niños, ancianos y personas de riesgo, pero un dia nos tocó al resto. El viernes 20 de marzo de 2020 comenzaba en Argentina la cuarentena mas larga del planeta (pero esa es otra historia).
Y entonces empezó una rutina impensada para muchos, la cual no voy a describir en este artículo, en el que solo mencionaré algunos de los hechos y sensaciones que deja este particular aniversario. Nuevas palabras y costumbres surgieron con la “cuarentena”, ese vocablo referido a pestes de otra época, trajo mas que hoy son habituales y que se mezclan con las nuevas costumbres que ya forma parte de lo cotidiano.
Desde aquella desmesurada compra de papel higiénico hasta esta nueva normalidad, mucha agua corrió bajo el puente. En las “primeras temporadas” solo los esenciales íbamos a trabajar, el resto vio todas las series y película que el consciente permitía, aprendieron a cocinar y se re encontraron con los demás convivientes del hogar ( para bien o para mal); hicieron actividad física en casa y los retos de Tik Tok ganaron el protagonismo.
Una y otra vez el Presidente de la Nación renovó las medidas de aislamiento hasta hoy que nadie sabe muy bien si la cuarentena terminó o si rebeldes huimos de ella. Videollamadas y Zoom llegaron para quedarse, asi como el alcohol en gel y el primer barbijo que hoy ya es parte de la colección de otoño-invierno.
Este año tuvo muchos condimentos que podría describir hasta el cansancio pero no es necesario. Solo espero que nunca olvidemos que muchos perdieron a seres amados (no solo a causa del virus), que los niños, adolescentes y sus docentes debieron acostumbrarse a verse a través de una pantalla con todo lo que eso implica. Que el #quedateencasa no es un simple #hashtag sino que desnudó las enormes desigualdades sociales y económicas.
Ojalá nunca olvidemos que sin trabajo la economía se destruye, que el sistema de salud no esta preparado para una contingencia de tal magnitud y que en la crisis se vislumbran las capacidades y falencias de los que deciden. Personalmente creo que lo que la Pandemia vino a enseñar, y ojalá aprendamos, es que nada puede predecirse completamente y que solo cuidando de nosotros cuidamos al resto (planeta incluido).