El teatro mendocino llora a Mario Ruarte: “Despedimos a un inmenso actor y docente”

Se trata de quien fuera un referente de la escena local y un trabajador incansable por los derechos de los trabajadores de la cultura, como parte de la Asociación Mendocina de Actores.

El teatro mendocino llora a Mario Ruarte: “Despedimos a un inmenso actor y docente”
El teatro mendocino despide con dolor a Mario Ruarte.

Este jueves, desde la cuenta oficial del Ministerio de Cultura y Turismo del Gobierno de Mendoza, confirmaron una triste noticia: murió el destacado actor Mario Ruarte.

“Despedimos con dolor a Mario Ruarte, inmenso actor y docente mendocino. Maestro de hombres y mujeres del teatro local, nos deja sus enseñanzas, compromiso y talento sobre las tablas. ¡Gracias Mario, por tu aporte a la cultura de Mendoza!”, se informó a través de la cuenta de Twitter de la cartera de Cultura.

Obra teatral “TRES VIEJOS MARES” . Chicho Vargas, Mario Ruarte y Li Di Marco
Obra teatral “TRES VIEJOS MARES” . Chicho Vargas, Mario Ruarte y Li Di Marco

Parte de la carrera teatral de Mario Ruarte

El actor protagonizó éxitos de la escena local como “Tres viejos mares”, una bellísima puesta en la que se expande la poética de Arístides Vargas, en donde brilló junto a Chico Vargas y Li Di Marco.

También fue posible verlo en “Superhéroes en caída libre”, en donde se animó a “ponerse la capa”, junto a sus compañeros, Santiago Frazeta, Rodrigo Casavalle, Juan Forconesi, Estefi Montenegro y Diana Moyano, son quienes se ponen la capa, el antifaz y afilan sus poderes para recobrar el honor que alguna vez tuvieron; o en “Nosotros Fuimos”, también con el actor, (ya fallecido), Hugo Vargas.

Así, Ruarte fue uno de los grandes de la escena teatral mendocina, compartió escenarios también con Gladys Ravalle, y otros valores del teatro local como Ernesto Suárez y Daniel Quiroga.

Asimismo, durante la pandemia, se puso al frente de la campaña Fondo Solidario Teatro en Mendoza, impulsada por la Asociación Argentina de Actores (AAA) Delegación Mendoza, de la que fue parte, junto a hacedoras y hacedores del teatro, que proponía el pago de una “entrada simbólica” para ayudar a los actores y actrices a pasar el tiempo en que no fue posible para los actores trabajar.