En la parroquia Virgen Misionera del Santísimo Rosario, en San Martín, Mendoza, se dan las misas en latín, se entonan cantos gregorianos, el sacerdote está de espalda a los fieles y mirando al altar, y las mujeres se deben cubrir la cabeza con una mantilla "para ocultar su cabellera, que es su principal belleza y nada debe competir con la belleza del Señor".
"Los lefebvristas reconocen a Francisco. Para nosotros es el jefe de Estado Vaticano, pero es un Papa ilegítimo", dice a Diario Uno de Mendoza Ariel Jesús Damin, el párroco de ese lugar.
Años atrás se ordenó cerrar este lugar. Llegó el obispo auxiliar, Sergio Buenanueva, a informarles lo resuelto. "Vinieron de muy mala manera, casi violentos" dice Damin. "Ahora –el actual arzobispo de Mendoza– Carlos María Franzini nos ignora completamente".
Dice que no pueden ser expulsados de la Iglesia católica ni excomulgados, porque no reconocen al Papa con autoridad para hacerlo. "Está dejando la puerta abierta que los adúlteros, para que puedan comulgar sin cambiar de vida. Eso un Papa legítimo no podría hacerlo".
