Mariana Castro es la única mendocina viviendo y trabajando en la base Marambio, es la encargada de la cocina de la base.
Mariana Castro tiene 44 años, pero desde muy joven le dijo a su padre que algún día se iría a la Antártida. Y en la actualidad su proyección se cumplió y cumple la función de concinera en la base. Esa es la misión que la suboficial ayudante mendocina tiene desde noviembre del 2019. Su estadía se termina a mediados de noviembre del 2020, pero se llevará para siempre la experiencia de estos 12 meses, que ella describe como de un gran aprendizaje.
La suboficial mendocina pertenece a la Fuerza Aérea Argentina, en Mendoza integra la IV Brigada y para llegar a la base Marambio, en la Antártida, tuvo que pasar por varias pruebas, psicológicas, físicas y personales. En diálogo con Diario UNO, la suboficial mendocina habló de las dificultades y de las satisfacciones de permanecer en el continente blanco, a más de 3500 kilómetros de su casa.
"Todos lo anhelan vivir en la Antártida dentro del Ejército, es una experiencia única, un hito en la carrera militar", remarcó Mariana Castro.
Pero, muchas veces es una situación dura, hay temporales de viento y nieve frecuentemente –por ejemplo, durante este domingo, la temperatura era de -16° y el viento superaba los 120 km por hora- se pasan muchos días sin ver el sol, y el único día libre de Mariana es el domingo.
Y a pesar de esto y de estar tan lejos de su familia y de su casa, el aprendizaje, la convivencia con 56 personas que provienen de distintas provincias, ámbitos y vidas tan diferentes, la está enriqueciendo de una forma diferente a todo lo vivido hasta ahora.
Las horas más duras que pasó Mariana en su estadía en Marambio, fue el fallecimiento de su hermana Norma. "Recibir esta noticia, es realmente un golpe mucho más doloroso de lo que me podría haber imaginado. Su muerte fue repentina porque mi hermana era asmática, tuvo una crisis y un paro cardíaco en el mismo día. La última vez que hablé con ella fue a las 8 de la noche, y en las primeras horas de la mañana, me avisaron que había fallecido".
Sobre lo que remarcó: "En la base somos 5 mujeres, ellas son mis hermanas, estuvieron a los pies de mi cama cuando creía que no iba a superar ese dolor". Mariana se refiere a la teniente Ginette Benitez, a la suboficial principal Marcela Ignacio, a la suboficial auxiliar Gina Ponzo, y a la cabo principal Iris González. Entre las 5 han hecho una pequeña familia y quieren seguir viéndose una vez que la convivencia en Marambio termine.
Mariana remarcó que el día en Marambio comienza a las 7 am, a esa hora se levantan, y a las 8 am deben realizar una presentación con el jefe de base. "En mi caso, después me voy a la cocina, a preparar el almuerzo. El comedor abre a las 2 de la tarde, a esa hora se almuerza. Luego hay un descanso de 3 a 5 y a esa hora arranco con la cena, que se sirve a las 20 y a las 21 cerramos el comedor".
Luego Mariana tiene unas horas antes de dormir, los domingos son sus días libres. "Algunos domingos se puede caminar hasta la pista, cuando el clima lo permite. Pero cuando está muy feo, hay actividades para hacer, un gimnasio, internet, sala de estar".
Lo dice y lo resalta, la vida en Marambio no ha sido muy diferente a la que hemos llevado cientos de argentinos durante los meses de aislamiento por la pandemia. Sólo que en Marambio no se puede salir a comprar, y el dinero no se utiliza. "Me traje 1000 pesos en la billetera, y me los voy a llevar intactos".
La suboficial mendocina reconoce que son sólo 8 las mujeres que viven en Marambio -5 de las dotaciones y 3 del servicio meteorológico- también asegura que las mujeres están encontrando cada vez más su lugar en la carrera militar. "Acá es cierto que somos pocas mujeres, porque es difícil dejar todo por un año. Pero con los compañeros nos respetamos mutuamente y trabajamos a la par de ellos", enfatizó.