En las últimas horas trascendió que en Mar del Plata se vacunó contra el coronavirus una anciana de 113 años que contrajo el virus en diciembre. Se trata de Casilda Ramona Benegas Gallego, una mujer paraguaya-argentina que sería la cuarta persona más longeva del planeta en recibir la dosis.
La anciana que el 8 de abril cumplirá 114 años, vive en una residencia geriátrica en la ciudad balnearia y recibió su primera dosis de la vacuna rusa Sputnik V. Sobre esto, la cuenta Supercenarios de Facebook, compartió: “La paraguaya-argentina Casilda Ramona Benegas Gallego, nacida el 8 de abril de 1907, a la edad de 113 años, recibió la vacuna Sputnik V contra el COVID-19 hoy, 30 de marzo de 2021, ella es la persona viva más longeva de Argentina y la más longeva en toda la historia del país. Benegas es también la tercera persona viva más longeva de América Latina y la 13a. del mundo”.
Además, se conoció que la si bien la mujer es la más grande en recibir la dosis en Argentina, existen demás mujeres en el mundo que también recibieron la dosis. Detrás de Benegas Gallego, ya habían sido vacunadas Antonia da Santa Cruz, una mujer brasileña de 115 años; María Branyas Morera, española de 114 años; y Phyllis Ridgway, también de 114, de Canadá.
Sobre el transcurso de su la enfermedad que se contagió en diciembre, Casilda fue asintomática aproximadamente todo el período, y logró superarla.
Un poco de la historia de la vida de Benegas, resalta que nació en Paraguay y que en el 1907 se casó con un argentino, y en 1945 se mudaron al país, pasando por Jujuy, Corrientes y Chaco, hasta que finalmente se trasladaron a Mar del Plata.
“Nunca tuvo nada. Hace unos años la mordió una gata y la llevaron a una clínica, pero los médicos no podían creer que le tuvieran que abrir su historia clínica con 111 años”, contó una de las bisnietas de la mujer sobre la vida de la abuela.
Finalmente agregó: “Siempre fue una mujer muy alegre, yo nunca la vi enojada. Pero no es que mantiene una dieta estricta y sana, porque siempre comió y tomó lo que quiso. Tiene un estómago de hierro que ni el coronavirus le pudo arrancar”.