Mediante el Comunicado N° 165 del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de la República Argentina, se comunicó que, el día 14 de junio de 1982, se produjo una reunión entre el comandante de las Fuerzas Británicas, General Jeremy Moore, y el comandante de la guarnición militar Malvinas, General de Brigada Mario Benjamín Menéndez. En dicha reunión, se labró un acta en la cual se establecieron las condiciones del cese de fuego y retiro de tropas hacia continente.
Ese día, luego del avance británico sobre las posiciones argentinas y el desarrollo de cruentas batallas que se libraron de Oeste a Este, en la Isla Soledad, se ponían fin a la guerra y nuestros héroes, volverían de ese territorio insular tan querido, tan defendido.
Como argentinos recordamos y honramos a todos los soldados, de todas las fuerzas. A los que volvieron, a los que cayeron en combate por la defensa de nuestra Patria. A todos, ellos y ellas, hombres y mujeres que entregaron su máximo esfuerzo e incluso, ofrendaron su vida; les damos las gracias por haber combatido y haber entregado lo mejor.
Las campañas de desmalvinización habrán escrito una palabra mal empleada “Rendición” y la verdad es que los soldados combatieron hasta el final. Hubo casos de baterías de artillería que no dejaron de tirar hasta terminar de consumir la totalidad de su munición.
Por ello, recordamos este día, como el día de mayor resistencia. Donde se ordenó el “alto al fuego” y fue cuando se callaron las armas. No fue rendición, porque los soldados jamás se rindieron y muchos cayeron cumpliendo su juramento sagrado a la Patria y la Bandera. Por su valentía y pericia en combate, aun sin ser profesionales, ganaron el respeto de sus oponentes británicos. Hoy, muchos descansan en la turba malvinera, en las aguas del sur. Otros caminan por nuestras veredas. A ellos y a sus familias: Honor, Honra, Memoria y Gloria.