La Plata tuvo el orgullo de ser el último lugar donde Diego Maradona (1960-2020) palpitó el fútbol argentino. Fue el 5 de septiembre de 2019 el día que llegó la noticia: Maradona director técnico de Gimnasia y se revolucionó la ciudad de La Plata. Los triperos renacieron con la impronta que el “Astro” comenzó a darle al plantel y al club desde su llegada.
“Quiero decirle a los hinchas que vamos a trabajar con alma y vida por el Lobo”, dijo en redes confirmando su nuevo rol como entrenador. Fue la primera vez que Diego le habló a los hinchas. El 8 de septiembre fue presentado como DT en el estadio de 60 y 118 y una semana después debutó como entrenador ante Racing, también en el bosque platense, por la sexta fecha de la Superliga. Desde ese día, nunca se sacó la ropa del “Lobo”.
A fines de enero, para la reanudación de la Superliga, Gimnasia recibió a Maradona en el estadio con un sillón especialmente diseñado para él, con sus iniciales y el logo de Gimnasia. El trono, firmado por Diego, luego fue subastado por el club. A sólo 24 horas de iniciada la subasta, las ofertas ya superaban los 290.000 pesos.
Con la leyenda del fútbol argentino al frente de Gimnasia, muchos que nunca habían dado el paso de asociarse al club lo hicieron. Hasta él mismo se hizo socio y pidió pagar la cuota para ayudar a la institución que transitaba una complicada situación económica, que se agravó con el parate del fútbol durante la pandemia.
En pleno aislamiento obligatorio por el Covid-19, venció el plazo de su contrato como DT. El vicepresidente del club, Alejandro Ferrer, decidió romper la cuarentena viajando hasta su casa en Bella Vista y, disfrazado de “delivery”, pudo entrar al barrio privado donde vivía en ese momento y convencerlo de cerrar la renovación. Luego de definir su continuidad, Maradona dejó su casa de Bella Vista para mudarse a un country de Brandsen y estar más cerca del predio de Estancia Chica, donde entrena el plantel de Gimnasia.
La última aparición pública de Diego fue el pasado 30 de octubre, el día de su cumpleaños número 60, cuando fue homenajeado en el estadio del Bosque. Se lo vio muy mal de salud. Hubo fuegos artificiales y una torta gigante, entre otros regalos, pero se retiró de la cancha sin presenciar el partido. Horas más tarde era internado en la clínica Ipensa, donde se le detectó el hematoma subdural por el cual fue operado hace tres semanas. Se estaba recuperando en su casa de Tigre cuando sufrió un paro cardiorespiratorio y murió.
El intendente de La Plata, Julio Garro, despidió a Diego en redes subrayando la importancia que tuvo para la Ciudad: “Se fue el hombre que nos dio las mejores alegrías a los amantes del fútbol. Cómo hincha de Boca despido a un ídolo, y como platense despedimos a un DT que puso a nuestra ciudad ante los ojos del Mundo”, escribió.
Con Diego, La Plata fue una fiesta y los hinchas del “Lobo” no se perdieron nada. Lo agasajaron con cánticos, banderas y murales toda vez que pudieron y en la Ciudad quedan para siempre las huellas de esos días. “Vivimos un cuento inolvidable”. Así lo resumió el club en su cuenta oficial de Twitter.