Valentía, amor y lucha, esas son las palabras que definen la historia de Coni, una niña que con solo 9 años se convirtió en una pequeña guerrera. Tras un terrible accidente que se cobró la vida de sus padres, la nena sufrió una cuadriparesia, una debilidad motora en los miembros superiores e inferiores y sus abuelos movieron cielo y tierra para encontrar un tratamiento que la pudiera curar. La esperanza apareció en Tailandia y con mucho esfuerzo hicieron una campaña solidaria en La Plata para juntar fondos y soñar con un milagro para Coni. En diálogo con VíaPaís, sus abuelos contaron cómo fue el tratamiento que su nieta realizó en Bangkonk y la esperanza de que pueda curarse.
La historia comenzó un 15 de febrero de 2019 cuando la familia se dirigía a disfrutar de sus vacaciones en las playas de Brasil. En el primer vehículo iban Carolina, Augusto y sus dos hijas, Amparo y Coni. En el segundo el hermano de la mujer y en el último sus padres, Alfredo y Silvia. Por esas cosas de la vida a las cuales se le encuentran poca justificación, el auto de Carolina se despistó y embistió de frente con el auto de una familia que volvía de Brasil.
Ocurrió en una rotonda a 1000 metros de la localidad de Chajarí en Entre Ríos. Los cuatro adultos murieron, pero en esa ruta ocurrió un milagro: las dos niñas Amparo y Coni junto con Alma, la pequeña de cuatro años que viajaba en el otro vehículo, sobrevivieron. A partir de ahí todo cambió para las hermanas, quienes además de perder a sus padres debieron afrontar graves lesiones producto del accidente. De las dos, la pequeña Coni, quien en ese momento tenía seis años, se llevó la peor parte.
Los abuelos de Coni hicieron una campaña solidaria en La Plata y juntaron 35 mil dólares para realizar un tratamiento en Tailandia
Coni sufrió un traumatismo severo de cráneo con isquemia cerebral y perdió el habla y se redujo su movilidad en sus piernas y brazos. Estuvo internada en Entre Ríos y luego fue trasladada a Buenos Aires. Más allá de los esfuerzos de los médicos el pronóstico no era del todo favorable. “Siempre hablaban de una rehabilitación, de una mejora, pero no de una cura”, dijo Alfredo. Pero por esas cosas de la vida, se cruzaron con un hombre cuyo hijo de seis años tenía una parálisis cerebral y realizó un tratamiento en Oriente que le permitió mejorar ampliamente su calidad de vida.
Silvia y Alfredo, los abuelos maternos de Coni, quienes se hicieron cargo de las hermanitas, decidieron averiguar sobre ese procedimiento que podría ayudar a su nieta. Fue así como se toparon con un tratamiento con células madres que tenía muchas posibilidades de mejorar la calidad de vida de Coni y devolverle el habla y la movilidad. Con mucha convicción y esfuerzo, los abuelos organizaron una campaña solidaria y lograron reunir 35 mil dólares para viajar a Tailandia. Una vez allí comenzó una nueva odisea.
La esperanza de una cura para Coni apareció en una clínica de Tailandia
Silvia, Alfredo, Coni y Amparo salieron de Argentina el 7 de febrero y el nueve llegaron a Bangkok. Todo parecía ir bien hasta que tres días después los cuatro se contagiaron de Covid-19 y debieron quedarse encerrados durante 18 días en una habitación de hotel. Esto perjudicó parte de los planes que tenían. “Le pudieron hacer a Coni el tratamiento principal con células madres, pero otras prestaciones como ozonoterapia, acupuntura, hidroterapia y estimulación electromagnética fueron suspendidas”, relató Alfredo.
La decisión de tratar a la niña en Tailandia tuvo varios cuestionamientos. “A veces nos sentíamos como conejillos de india porque acá no se habla mucho de medicina oriental. Pero nosotros estábamos convencidos en hacer todo y más por la salud de nuestra nieta. Cuando estuvimos en Bangkok vimos con nuestros propios ojos a chicos con condiciones similares a las de Coni que caminaban. Ella no se desplaza sola, pero creemos que con este tratamiento tiene posibilidades de volver a caminar, porque lo hacía antes del accidente”, relataron.
“Coni vive en un estado de seminconsciencia con la realidad. Percibe y entiende todo, pero no hace manifestaciones especiales, vive manejada por nosotros. Confiamos en que la memoria de su cuerpo y el tratamiento de células madres, le permitan recuperar su vida”, sostuvo esperanzado Alfredo.
Cómo sigue la salud de Coni luego del tratamiento con células madres en Tailandia
Tras un mes en Tailandia, la familia volvió a La Plata. Sin embargo, el regreso fue muy accidentado, ya que en el último día de tratamiento, la silla de ruedas de Coni se trabó en una calle rota y la niña cayó sobre el asfalto junto con su abuelo. Sufrió una fractura de tibia y fue tratada recién cuando volvió a casa.
Ahora solamente queda esperar a que el tratamiento comience a hacer efecto. Mientras tanto, Coni continúa con su rehabilitación realizando kinesiología, estimulación visual, fonoaudiología y van a sumar acupuntura, ya que lo vieron en Tailandia con efectos positivos. Además, volverá a retomar la escuela luego de que le saquen el yeso.
Coni y Amparo, las hermanitas que se convirtieron en milagros
Las vidas de Silvia y Alfredo cambiaron drásticamente aquel 15 de febrero de 2019, cuando un trágico accidente se cobró la vida de su hija y de su yerno. Tuvieron que volver a ser padres y se hicieron cargo de sus nietas. “Para nosotros todo lo que pasó fue terrible, pero el amor por las nenas y el recuerdo de Carolina y Augusto nos ayudan a seguir adelante. Ahora estamos viviendo en su casa porque estamos reformando la nuestra. Desde hace dos años me siento en el sillón de mi yerno y miro su televisor”, relató Alfredo.
Hoy sus vidas giran en torno a sus dos nietas. “Coni es muy valiente. Es una divina y nunca se queja. Está muy cuidada por su hermana Amparo que ya tiene 12 años y comenzó el primer grado. Está muy integrada con sus amigos, hace inglés y patina. Es bellísima y muy amorosa”, dijo feliz el abuelo.
Una esperanza para encontrar la cura para Coni
Silvia, la abuela de Coni, aseguró que tomar la decisión de viajar al otro lado del mundo por un milagro para su nieta no fue sencillo. Pero la familia volvió esperanzada de Bangkok y esperan que la historia pueda visibilizarse para que más personas conozcan las posibilidades médicas que se ofrecen en Oriente.
“Hay otros niños que buscan otras opciones, además de las que hay en Occidente. Me hablaron varias madres preguntando tímidamente sobre el tratamiento con células madres. Sabemos que una familia argentina estuvo en Tailandia y nos gustaría poder conectarnos con ellos. Queremos compartir experiencias, información y sobre todo acompañarnos en todo este proceso. Nosotros queremos que con la historia de Coni, muchos niños con condiciones similares encuentren una esperanza para poder curarse”.
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