Transcurridas 24 horas de un intenso operativo policial desplegado en Jujuy para recapturar a un homicida -José Luis Marino Rótolos, de 55 años- que logró fugarse de la Unidad Penal 7 del barrio Alto Comedero, todavía no hay novedades, por lo que la familia de su víctima atraviesa horas de incertidumbre, temor y enojo, tal como expresaron en diferentes entrevistas con medios locales.
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Marino Rótolos cumplía una condena a prisión perpetua por el asesinato de Marcos Ortega, un conocido cambista que por varios años trabajó en la peatonal Belgrano de San Salvador de Jujuy. El homicidio fue cometido en 2013 en territorio salteño, por lo que fue juzgado y condenado por la Justicia de esa provincia, y si bien cumplía su sentencia en Salta, debido a la pandemia de coronavirus había logrado ser trasladado a Jujuy.
Fuentes policiales dijeron que la fuga se produjo cerca de las ocho de la mañana del lunes, en momentos en que el detenido se encontraba en el sector de panadería, donde trabajaba habitualmente. Según se presume, Marino Rótolos habría aprovechado un descuido de los guardias para escapar del lugar y una vez afuera del edificio atravesó un terreno descampado hasta llegar a un alambrado que colinda con la Ruta Nacional 9.
Cuando los agentes penitenciarios se percataron del incidente -unas cuatro horas más tarde, según trascendió-, en ese punto del cerco perimetral se dieron con que el alambre tejido presentaba un corte de grandes proporciones.
“Se investiga cómo fue que logró forzar el alambrado de abajo hacia arriba; se está realizando las pericias del caso”, declaró a la prensa el secretario de Seguridad Pública jujeño, Hugo Sosa, que también especuló con que el prófugo “no se va ir al monte” sino que “va a buscar refugiarse en algún lugar transitorio para poder irse a Salta”.
Por eso es que de inmediato esa mañana se desplegó un operativo cerrojo en la periferia de la unidad carcelaria, lo que luego se amplió a otros puntos de la provincia como también se dio el alerta a la Policía de Salta solicitando su colaboración, todo en función de que los investigadores “siguen las pistas de gente que lo visitaba y de los familiares”.
En paralelo, se inició un proceso administrativo interno en el Servicio Penitenciario, de lo que resulta que por el momento cinco efectivos fueron suspendidos en sus funciones y quedaron a disposición de Asuntos Internos y de la Justicia.
Se trata de un jefe, un segundo jefe, un oficial de guardia y dos subalternos, dijo el secretario de Seguridad Pública.
UN INDIVIDUO PELIGROSO, EN LIBERTAD
En febrero de 2016 Marino Rótolos fue condenado por la Sala III del Tribunal de Juicio, de Salta, a la pena 15 años de prisión por el robo seguido de muerte de Ortega y al pago de un millón de pesos a los familiares de la víctima.
Posteriormente, la Sala II del Tribunal de Impugnación resolvió rechazar el recurso de casación de la defensa de Marino Rótolos e hizo lugar al planteo del Ministerio Público Fiscal, rectificando la pena impuesta por la Sala III del Tribunal de Juicio y condenándolo a la pena de prisión perpetua por el delito de homicidio criminis causa.
Familiares de Marcos Ortega aseguran que además del estupor por la noticia de la fuga del asesino del cambista, por estas horas los rodea la incertidumbre y peor aún, el temor por su peligrosidad, lo que resumen recordando que “lo ejecutó de cuatro tiros y lo dejó tirado en medio de la nada”.
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En una primera aproximación a la mecánica de la fuga, el Secretario de Seguridad Pública describió que Marino Rótolos forzó el alambrado perimetral de la Unidad Penal, “hizo un pozo y escapó directamente a la ruta 9″, que pasa a pocos metros de ese vallado.
No obstante, si bien estimó que el prófugo “tenía todo estudiado”, Hugo Sosa apuntó que prima facie no habría indicios de haya tenido alguna colaboración para concretar el escape.
