El sindicato que nuclea a los trabajadores de las empresas de transporte público de pasajeros -la Unión Tranviarios Automotor (UTA)- declaró un paro nacional de actividades por 48 horas para este miércoles y jueves, medida que en Jujuy tuvo relativo acatamiento en razón de la posición asumida por las empresas concesionarias del servicio garantizando a sus empleados el derecho a huelga pero también invocar el derecho a trabajar, a lo que se añadió la premisa de “día trabajado, día pagado”.
En ese contexto VíaJujuy recorrió sectores de paradas de colectivos en San Salvador de Jujuy para escuchar testimonios de los usuarios, comerciantes y trabajadores de diferentes rubros acerca de cómo impactan en su rutina los frecuentes paros en el servicio.
POCAS VENTAS, ESCASO MOVIMIENTO
“Las ventas caen esos días porque la gente prioriza pagar el taxi antes que venir a comprar algo”, coincidieron en señalar comerciantes del casco céntrico, lo mismo que dice el sector gastronómico: “Al no haber transporte público se paraliza la ciudad y con suerte llegamos a tener dos, tres mesas” ocupadas, comentó un mozo de un conocido local del microcentro.
En la franja de los usuarios, pasajeras que esperaban colectivos en la avenida 19 de Abril comentaron que viviendo en la periferia de la ciudad toman diariamente “cuatro colectivos para ir y venir”, de manera que cuando no circulan los ómnibus “costear un taxi u otra movilidad se me hace casi imposible ya que gasto casi todo lo ganado en la jornada solo en movilidad”, dijo una de las entrevistadas.
Gestos de solidaridad y experiencias traumáticas también son parte del relato colectivo: “Volviendo a mi casa -en el barrio Huaico Chico- me quisieron asaltar, porque en esos sectores no hay mucha luz y yo iba con mi hija caminando desde donde nos pudieron acercar” unos conocidos, relató una madre que diariamente se moviliza en el transporte público.
Cuando transcurre la segunda jornada del paro nacional al que ha adherido la UTA Seccional Jujuy, el movimiento en la capital jujeña presenta un cuadro próximo a la normalidad, habiéndose registrado hechos aislados de ataques con piedras a unidades que circulaban por barrios periféricos, sin que se haya determinado fehacientemente que fueran a modo de represalia.