Con una profunda indignación leo la divulgación de una noticia absurda y falaz sobre una supuesta participación del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, en lo que ridículamente se sugería como una acción coordinada entre Estados Unidos, Argentina y la oposición en Bolivia para derrocar a su entonces presidente, Evo Morales. Información que fue circulada y replicada incluso por personas del ámbito político nacional e internacional, con la evidente intención de atacar la investidura política y por lo tanto las bases institucionales sobre las que se sostiene nuestra provincia y el país.
Dichas afirmaciones no sólo carecen de fundamento y lógica, sino, además se mostraron "evidencias" ficticias donde se incluye personas que no están, se ignora otras que sí participaron, se modifica la línea temporal de los sucesos, todo para acomodar el relato con el fin de crear una novela de conspiración y autoritarismo, alejada de la realidad al extremo.
Vuelven a mi memoria intentos anteriores de desestabilización contra el gobernador Gerardo Morales, como un déjà vu.
No hace falta un esfuerzo muy grande para entender el objetivo de tales actos difamatorios: pegar sin piedad a Gerardo Morales por todos los flancos, para desde ahí debilitarlo a como dé lugar.
Basta hacer una cronología de los hechos y advertir cómo exministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, autoridades electas y sachas revolucionarios del siglo XXI intentan desprestigiar al Gobernador. Ocurre que las mentes perversas que convirtieron a la provincia en el oasis de la corrupción, aquella de donde se extraía cual manantial el dinero ilícito, no le perdonan a Morales haber desmantelado dicho canal, y ahora realizan estas operaciones… total, miente, miente que algo quedará. Nuevamente el déjà vu de un pasado al que no queremos volver.
Además, en cuanto a las declaraciones hechas por el Gobernador, fue él quien en forma contundente atribuyó responsabilidades por los hechos acaecidos en Bolivia no sólo a la oposición y a las fuerzas de seguridad, sino al mismo gobierno de Evo Morales y sus intentos (la modificación de la Constitución, el referéndum, los recursos ante la Corte, y finalmente el fraude) por querer torcer la voluntad ciudadana que siempre se expresó a favor de la alternancia gubernamental y de la imposibilidad de perpetuarse en el poder.
Quienes protegen y toleran los abusos del expresidente por sobre la Constitución no tuvieron en cuenta la calificación que el Gobernador hizo de los sucesos del pasado domingo como un golpe de estado y que se haya manifestado en defensa de las instituciones republicanas, de un gobierno elegido por el voto popular y del resguardo de la integridad física de sus miembros, tal como hiciera oportunamente con el pedido de asilo político para ellos en la Embajada argentina en La Paz.
Al mismo tiempo, no le perdonan sus acciones concretas en Jujuy para erradicar la corrupción y la violencia en la provincia. Que haya desmantelado un Estado paralelo que no respetaba la ley y que se cobrara vidas y libertades.
La irresponsabilidad de quienes han calumniado y hecho daño con sus invenciones y mentiras propias de un guion cinematográfico no puede soslayarse ni mantenerse impune.
Mi repudio absoluto para con estas afrentas a la paz social y al estado de derecho que tanto nos costó conseguir a los jujeños y las jujeñas.
(*) Diputada nacional por Jujuy (Cambiemos - UCR)