Comunidades originarias de la Puna jujeña realizarán la semana próxima la primera esquila sustentable de vicuñas (chaku) de un total de 29 previstas hasta fin de año, reeditando una práctica de raíces precolombinas que se busca fortalecer en los últimos años.
"Hasta diciembre tenemos previsto realizar 29 chakus comenzando el 4 de septiembre con la comunidad de Quirquinchos del departamento Yavi", dijo el secretario provincial de Biodiversidad, Javier Gronda.
Este año se incorporaron al programa las comunidades de Oratorio y Cabrería, del departamento Santa Catalina, y la comunidad de Quera y Aguas Calientes, próximas a Abra Pampa, con lo cual "se viene cumpliendo uno de los objetivos que es ampliar el número de participantes", afirmó el funcionario.
El proceso para obtener la fibra de vicuña -conocido como chaku (arreo, captura, esquila y liberación de las vicuñas)-, forma parte del plan provincial de manejo sustentable de camélidos, informaron fuentes del Ministerio de Ambiente provincial.
El inicio del año vicuñero, que concluye en diciembre, tuvo lugar esta vez en la comunidad de El Cóndor, en mayo pasado, en el marco de una celebración que convocó a cientos de productores vicuñeros de diferentes comunidades de la Puna.
Estos grupos cuentan con el acompañamiento permanente de la Secretaría de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente provincial, la asistencia técnica y financiamiento del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción, así como el apoyo de los equipos técnicos de la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF).
Jujuy desde hace varios años lleva adelante la esquila sustentable de vicuñas silvestres en comunidades en la Puna, lo que le ha permitido -a través de una labor sostenida- triplicar la cantidad de fibra obtenida desde el 2016.
En ese marco, en 2018 se realizó 28 chakus, superando los 25 de 2017 y triplicando en cantidad a 2016.
En ese año se cosechó 393 kilogramos de fibra en solo 19 chakus, a partir de la captura de 2.530 animales, de los cuales 1.800 fueron esquilados, indicaron fuentes ministeriales.
El chaku es una técnica ancestral que consiste en el arreo de las vicuñas hacia un corral en el que se las encierra temporalmente evitando al máximo posible la generación de estrés; luego se selecciona los ejemplares que están en condiciones de ser esquilados, y al terminar el proceso, que dura alrededor de cuatro a cinco horas, los animales capturados son liberados.
Se trata de "una práctica que reúne valores culturales, sociales, económico-productivos y ambientales".
De tal manera, el crecimiento registrado en los últimos años responde a "un modelo de esquila de vicuñas con raíces en antiguas costumbres de los pueblos precolombinos, impulsado por el Gobierno provincial", destacaron los funcionarios.
Cabe señalar que los productores y manejadores trabajan en coordinación con el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).