Kateryna Tytova vivía en Ucrania junto a su esposo y sus dos pequeños hijos. Al desatarse la guerra, la familia tenía las horas contadas. Es por eso que tras la invación rusa, decidieron abandonar la casa y huir a zonas seguras.
Ellos, al igual que otros siete millones de desplazados dentro del país, escapan con lo que tienen puesto. No pueden cargar sus pertenencias, objetos de valor, ni recuerdos. Así como tampoco podían correr llevando a otro de los integrantes de su hogar: un hermoso perro blanco que los acompaña hace años.
“En medio del horror de ser el objetivo de Rusia y nuestra prisa desesperada por irnos, tuvimos que tomar la desgarradora decisión de dejar atrás a Belyi”, recordó la mujer en una entrevista en el diario The Sun.
Tytova fue portada de medios internacionales porque un fotógrafo de la agencia Reuters la captó mientras corría de la mano con su pequeña hija. Estaban cansadas, pero no frenaron nunca la marcha. Atrás de ellas quedaba la muerte y la violencia de la guerra.
La familia logró encontrar refugio en la capital Kiev y luego pudieron trasladarse hacia la ciudad al oeste de Leópolis.
Cuando se enteraron de la retirada de los soldados rusos de Gostómel, quisieron volver a su hogar. Retomar sus proyectos, sus sueños, justo donde los habían dejado.
Pero la mayor sorpresa se la llevaron al ver el milagro que estaba aconteciendo frente a sus narices: su perro, Belyi, estaba esperándolos en la puerta, como si supiera que iban a regresar sanos y salvos.
“Estaba esperando pacientemente como si hubiéramos salido de compras, en lugar de estar fuera durante meses después de haber corrido para salvar nuestras vidas”, comentó Tytova a los medios. “Es nada menos que un milagro que haya sobrevivido sin nosotros”, agregó.
Cómo sobrevivió el perro ucraniano a la guerra
Antes de escapar, la familia procuró que el animal tenga suministros de comida y agua para poder sobrevivir. Sin embargo, los meses pasaban y su regreso a la vivienda parecía cada vez más lejano.
La familia está agradecida porque creen que Belyi sobrevivió gracias a que sus vecinos lo sacaron de la propiedad y lo cuidaron durante estos meses.
Los habitantes de la zona contaron que el perro no dejaba de rondar por la casa, buscando a sus antiguios dueños.