Cuando Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa el 13 de marzo de 2013, sorprendió a muchos al adoptar el nombre de Francisco, una decisión que ha generado interrogantes sobre sus motivos y su simbolismo. En un momento en que los papas elegían nombres tradicionalmente asociados a figuras históricas de la Iglesia, el nombramiento de Francisco rompió con las convenciones y mostró una fuerte conexión con una figura emblemática: San Francisco de Asís.

La elección de este nombre no fue casual. Francisco de Asís (1181-1226) es uno de los santos más venerados en la historia de la Iglesia Católica, conocido por su vida de pobreza radical, su amor por la naturaleza, su cercanía a los pobres y su profundo compromiso con la paz y la reconciliación. Bergoglio, quien había vivido su vida como sacerdote y obispo de manera sencilla y en contacto con las personas más humildes, encontró en San Francisco de Asís un modelo de vida cristiana que reflejaba sus propios valores y su visión de la Iglesia.
La elección del nombre de Francisco refleja un mensaje claro: un llamado a la humildad y al servicio a los más necesitados. Desde sus primeros días como Papa, Francisco se destacó por su estilo de vida austero. Optó por vivir en la Casa de Santa Marta, un hospedaje dentro del Vaticano, en lugar de la lujosa residencia papal, y adoptó un estilo de vestimenta simple. Estos gestos no fueron sólo una cuestión de imagen, sino una manifestación de su deseo de ser cercano al pueblo y de vivir de acuerdo con los valores que San Francisco de Asís predicaba.
Quién fue San Francisco de Asís
La humildad de San Francisco fue una de las características que más atrajo a Bergoglio. El santo fundó la Orden de los Hermanos Menores (Franciscanos) con el objetivo de vivir una vida sencilla, sin riquezas ni comodidades, dedicándose al cuidado de los pobres y los enfermos. De manera similar, el Papa Francisco ha enfatizado constantemente la importancia de la solidaridad con los más vulnerables y ha denunciado las injusticias sociales, económicas y ecológicas del mundo moderno.

San Francisco también es conocido por su trabajo en la reconciliación, tanto entre los hombres como entre las religiones. Su famoso encuentro con el sultán Malik al-Kamil durante las Cruzadas es un símbolo de su compromiso con el diálogo y la paz. Al elegir este nombre, Bergoglio hizo un llamado a la paz, un tema que ha sido central en su papado. Desde sus discursos hasta sus intervenciones diplomáticas, Francisco ha abogado por un mundo más justo, pacífico y tolerante.
En ese sentido, el nombre también subraya el ecumenismo y el interreligioso, dos ejes claves de la gestión de Francisco. Al igual que San Francisco, quien cultivó relaciones de respeto y entendimiento con musulmanes y otros grupos, el Papa Francisco ha hecho grandes esfuerzos por acercarse a otras denominaciones cristianas y religiones, buscando construir puentes de diálogo.