Cristian Gaute, el turista que fue brutalmente agredido el pasado 4 de septiembre, durante un corte de ruta realizado en Iguazú por un grupo encabezados por la activista Miriam Paniagua, volvió a la ciudad para disfrutar nuevamente de todas sus bellezas y atractivos. Invitado por las autoridades del área de turismo de la provincia, Cristian y su familia, pasan en el destino unos días de rélax y distracción.
En circunstancias totalmente diferentes, reconoció que aquel fue un mal momento, pero que se lo tomó como una mala experiencia y no algo determinante. "Son cosas que pasan, la ciudad no tiene nada que ver. No estoy enojado ni con la ciudad ni con nadie. Así como ocurrió acá, esas personas lo hacen en Buenos Aires y en todas las provincias hay esos problemas", dijo en diálogo con El Independiente Iguazú.
En septiembre del año pasado, Cristian llegó a Puerto Iguazú con Ivanna y Milagros, su esposa e hija, respectivamente, para conocer las Cataratas. El último día, cuando ya se iban para el aeropuerto, se enteraron que había un corte de ruta porque el taxista ya se los había advertido. Al llegar al lugar se dieron cuenta que el corte era total, y que no dejaban pasar a nadie.
El piquete fue organizado y realizado por activistas encabezados por Miriam Paniagua, en ese momento enrolada en el Movimiento de Resistencia Popular (MRP), integrado además por algunos militantes afines a dirigentes de la oposición a nivel local.
El taxista les propuso que se bajaran y que intentaran cruzar caminando, asegurándole que del otro lado estaría un compañero esperándolo. Pero cuando se acercaron a la zona más caliente del piquete, a Cristian lo sacaron a empujones y no los dejaron pasar. Empezaron las discusiones que se prolongaron por casi dos horas. Tuvo varios enfrentamientos con algunos de los que formaban parte del piquete, ante los ojos inertes de los policías que le decían que no podían hacer nada porque no era su jurisdicción.
Cuando finalmente habilitaron el cruce para que pudieran pasar caminando, Cristian se dio cuenta que lo comenzaron a seguir para tenderle una emboscada. "Yo miré y vi que me estaban siguiendo. Me di cuenta que me iban a pegar y que se iba a armar. Enseguida comenzaron a pegarme piñas y patadas por todos lados, hasta con un casco me pegaron. Fue todo muy rápido… lo único que pensaba es que sabía que no me tenía que caer al piso, porque me imaginaba que si me caía al piso me iban a matar a patadas, como pasó con el pibe que mataron en Villa Gesell este fin de semana", afirmó. "Hicimos unos cien metros y subimos a un micro que nos llevó a todos. Fui sangrando, mientras otras personas me ayudaban a limpiarme con agua y unos pañuelos. Por suerte llegamos justo para subir al aeropuerto", recordó.
Ahora, mucho más relajado y de buen humor, Cristian y su familia disfrutan de Iguazú a pleno. “A mí me gusta mucho vacacionar y ese mal momento no me iba a impedir seguir conociendo lugares en Iguazú. Mucha gente de acá me llamó, hasta ahora me llaman para invitarme a hacer cosas y a comer… Me enteré que pocos días después de lo que nos pasó a nosotros hicieron una actividad para homenajear a los turistas y hasta el propio taxista se comunicó conmigo para saber cómo estaba”, expresó.
“Vine invitado por el ministro de Turismo (José María Arrúa) que se comunicó conmigo para coordinar el viaje. Lo estamos pasando bien, y la verdad es que no tenía ninguna mala impresión de la ciudad, a mi me gustó y la voy a seguir recomendando”, añadió.