Habló la policía que asistió al hijo de Pablo Laurta tras el doble femicidio en Córdoba: “Lo primero que hizo fue abrazarme”

Tras el doble crimen que conmocionó a Córdoba, el menor estuvo desaparecido varias horas hasta ser hallado en Gualeguaychú. La oficial Ana Paula Cano relató cómo fue el encuentro.

Habló la policía que asistió al hijo de Pablo Laurta tras el doble femicidio en Córdoba: “Lo primero que hizo fue abrazarme”
Hijo de Laurta junto a la oficial Ana Paula Cano.

Luego de que Pablo Laurta fuera detenido en Entre Ríos por el brutal asesinato de su pareja y la madre de ella en Córdoba, la búsqueda desesperada de su hijo de cinco años mantuvo en vilo a las fuerzas de seguridad y a la comunidad. El menor estaba con él al momento de la detención, pero su paradero era incierto. Finalmente, fue encontrado sano y salvo en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú.

La encargada de asistir al niño al momento de la detención de Laurta, fue la agente Ana Paula Cano, integrante de la División Motorizada de la Policía de Entre Ríos.

Se conoció cómo llegó Pablo Laurta a Gualeguaychú y que dijo su hijo tras la detención
Se conoció cómo llegó Pablo Laurta a Gualeguaychú y que dijo su hijo tras la detención

En diálogo con Telefe, Cano relató cómo fue el momento del hallazgo: “Una vez que llegué, lo primero que hice fue contener al menor. De salud se lo veía bien. Lo primero que hizo fue venir y abrazarme, y ahí no dijo mucho. Nos pusimos a jugar en un costado para que él no se diera cuenta de lo que estaba pasando. Una vez que llegó el personal de Comisaría del Menor, ellos se hicieron cargo”.

Según detalló Cano, fue convocada de urgencia por sus superiores debido a su proximidad con el lugar y la posibilidad de arribar rápidamente a la escena. Su testimonio ofrece una mirada humana en medio de una causa que no deja de sumar elementos escalofriantes.

Más allá del doble femicidio: nuevas causas contra Laurta

Mientras avanza la investigación por el asesinato de Mariel y Luna —las dos víctimas del femicidio en Córdoba—, Laurta suma otras imputaciones. No solo está acusado de secuestrar a su propio hijo, sino que ahora también es investigado por la desaparición de Martín Sebastián Palacios, el hombre que lo habría trasladado desde Entre Ríos hacia Córdoba días antes del crimen.

Martín Palacios, el conductor de una Toyota Corolla que se incendió en el Condorito y era buscado por la Policía de Entre Ríos. (La Voz)
Martín Palacios, el conductor de una Toyota Corolla que se incendió en el Condorito y era buscado por la Policía de Entre Ríos. (La Voz)

Palacios, de 49 años y oriundo de San Salvador, trabajaba como chofer para una aplicación de viajes, utilizando su Toyota Corolla blanco con techo negro. El 8 de octubre por la noche avisó a su familia que realizaría un “traslado ejecutivo” hacia Córdoba, con un pago presuntamente pactado en 1.500.000 pesos. Luego de eso, su teléfono se apagó y no volvió a tener contacto con sus allegados.

Dos días después, el vehículo fue hallado totalmente incendiado en un descampado del barrio Villa Retiro, en las afueras de la capital cordobesa. Las condiciones en las que se encontró el auto dificultaron el trabajo pericial. Palacios continúa desaparecido y la principal hipótesis indica que Laurta fue su último pasajero antes del crimen.

Por otro lado, también se investiga la participación del detenido en el incendio de una iglesia evangélica ocurrido recientemente, donde murieron dos niñas. Las autoridades no descartan ninguna línea de investigación y creen que todos estos hechos podrían estar conectados.

Un caso con múltiples aristas

El caso Laurta sigue creciendo en complejidad. A las escenas del horror que dejaron los femicidios, se suma la presunta implicancia en otros delitos graves, que incluyen secuestro, desaparición forzada de persona y posible homicidio.

Mientras tanto, el niño de cinco años permanece bajo resguardo, y el testimonio de la oficial Cano permite vislumbrar un momento de alivio en medio de la tragedia: el abrazo espontáneo de un niño que, aún sin entender todo lo ocurrido, buscó refugio en el calor humano de quien lo encontró.