El ministro de Economía, Sergio Massa, mantuvo este sábado una reunión en la cumbre de ministros de finanzas del G20 con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, quien destacó el “buen progreso” respecto del desarrollo de la cuarta revisión prevista en el programa con el país.
“Muy buena discusión con @SergioMassa en los márgenes del #G20India respecto de los nuevos desafíos que enfrentan los mercados emergentes y Argentina. Un progreso se está haciendo en la cuarta revisión del programa de Argentina y esperamos comunicar su conclusión pronto”, comunicó Georgieva en un mensaje en su cuenta de Twitter tras reunirse con Massa en la cumbre de ministros de finanzas del G20 que se desarrolla en la India.
Si es favorable, la cuarta revisión del programa “desbloqueará en marzo un desembolso de US$ 5.800 millones del organismo multilateral.
Del mismo modo, otro de los objetivos objetivos del titular del Palacio de Hacienda fue lograr una consideración concreta por parte del G20 y del FMI del impacto que la guerra en Ucrania tiene sobre la economía argentina, así como la situación que enfrenta en la actualidad el país a causa de la sequía.
Tras el fin de las negociaciones técnicas se elevará el documento para su análisis en el directorio del organismo, en un encuentro que se llevaría a cabo en las últimas semanas de marzo.
En lo que va del año la Argentina ya giró al FMI cerca de US$ 3.200 millones, que son parte del total de vencimientos por US$ 19.850 millones que la Argentina deberá afrontar con el organismo durante el corriente año, que serán abonados con los desembolsos del programa vigente.
El período se que encuentra bajo análisis es el cuarto trimestre de 2022, año que la Argentina cerró con un déficit primario (sin incluir los servicios de deuda) equivalente al 2,4% del Producto Bruto Interno (PBI), con un sobrecumplimiento de una décima, ya que la meta acordada fue del 2,5%, tal como informó el Gobierno en enero último.
Para 2023 la meta de déficit primario es del 1,9%, en un año marcado por varios condicionantes que el Gobierno argentino planteó en las discusiones en Washington, entre las que se encuentran la necesidad de tener en consideración el impacto de la sequía en la cosecha agrícola y consecuentemente en el ingreso de divisas, así como la continuidad del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que repercute en los precios de la energía y los costos de transporte y logística.