Este lunes, el euro llegó a su nivel más bajo en 20 años y por apenas menos de un centavo no alcanza el mismo valor que el dólar. El euro rondó los US$1,007, evidenciando una baja de casi el 15% desde el comienzo del año.
Actualmente, los mercados temen a una posible recesión económica en Europa, dado el contexto inflacionario y una creciente incertidumbre sobre la continuidad en el suministro de gas ruso.
Lejos quedó aquel tiempo en que el euro era tan fuerte (1,6 veces el dólar durante la crisis financiera mundial de 2008). Por ese entonces, los europeos iban de vacaciones a Estados Unidos considerando los bajos precios en hoteles y comida, y volvían con las valijas llenas de productos electrónicos y ropa.
Sin embargo, hoy Europa sufre las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania y la decisión del Banco Central Europeo de mantener las tasas de interés.
Las causas de la caída del euro
La invasión rusa en Ucania generó una crisis energética en Europa que redundó en la depreciación del euro. Se especula que dicha crisis cause una recesión de consecuencias insospechadas; y la reducción del suministro de gas ruso dada este lunes, más la preocupación de que la inflación siga aumentando, no hace más que oscurecer el panorama.
Sucede que el gigante energético ruso Gazprom inició diez días de mantenimiento en su gasoducto Nord Stream 1, con Alemania y otros países europeos observando ansiosamente si el gas regresará después de esta operación. Se cree que Rusia podría aprovechar la oportunidad para cerrar las válvulas.
“Hay mucho miedo sobre lo que pueda pasar en el plano energético con la guerra. Ya veremos si seguimos recibiendo gas de Rusia.”, dice Juan Carlos Martínez, profesor de Economía de IE University.
Además, las tasas de interés están subiendo mucho más rápido en Estados Unidos y eso atrae los capitales hacia la mayor economía del mundo. “La causa más importante de la caída del euro es la diferente velocidad en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo”, explicó Martínez.
Para los inversores, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense son más altos que los de la deuda de Europa, lo que hace que ellos prefieran el dólar antes que el euro. Así, el Banco Central Europeo se sitúa en una posición difícil, tratando de frenar la inflación y, al mismo tiempo, amortiguando una economía en desaceleración.
“La zona euro todavía no empieza a subir los tipos de interés. Lo hará previsiblemente en su reunión de finales de julio, pero lo hará de una forma más lenta”, mencionó Martínez.
Las consecuencias de la depreciación del euro
Con la inflación en la zona euro en su nivel más alto desde que comenzaron los registros (8,6%), la depreciación del euro aumenta el costo de vida al encarecer las importaciones.
En ocasiones, una moneda más débil puede ser utilizada por los gobiernos como una manera de estimular el crecimiento económico, dado que las exportaciones se vuelven más competitivas. Pero no está sucediendo ahora.
“Cada vez que el dólar sigue apreciándose, nos cuesta más en euros comprar un barril de petróleo. Ese es el gran problema que vemos ahora”, explica el economista. Un euro débil contribuye a que los combustibles hayan superado máximos históricos, perjudicando principalmente a los consumidores.
Mientras tanto, los países de la región se mantienen alertas, dado que cerca del 50% de las importaciones de la zona euro están denominadas en dólares.
La depreciación del euro podría detenerse si terminara pronto la guerra en Ucrania, pero no es algo que se espere en el corto plazo. La segunda alternativa para frenar la devaluación es que suban los tipos de interés en la zona euro.
“Sería necesaria una política más agresiva del Banco Central Europeo, algo que por el momento no parece estar sobre la mesa”, dice Martínez.
En América Latina, la paridad entre el euro y el dólar “no tiene un impacto directo”, expicó Elijah Oliveros-Rosen, economista senior de la división Latin America Global Economics & Research.
Lo que refleja esta situación, agrega, es que hay una apreciación del dólar a nivel general. De hecho, Argentina, Chile y Colombia son los tres países que sufrieron las peores devaluaciones de sus monedas en lo que va de este año frente al dólar.