La discusión pública entre el Gobierno y la oposición por el volumen de deuda pública en pesos se reavivó este miércoles con un nuevo cruce entre el viceministro, Gabriel Rubinstein, y los economistas de la oposición, Hernán Lacunza y Luis Caputo.
Lacunza mantuvo las críticas, pero al mismo tiempo buscó moderar los dichos del comunicado de su espacio político que denunciaba que el actual Gobierno está “dejando una bomba armada” para el pueblo.
“Que no explote ahora, ni el año que viene, ni nunca. Porque sufren los pobres”, sostuvo el exministro de Economía de Cambiemos en sus redes sociales.
Los cruces comenzaron con el documento que publicó la oposición en el que expuso su visión sobre el volumen de la deuda en pesos que está tomando la actual administración.
Rubinstein lo retrucó el martes defendiendo la política oficial y el miércoles a primera hora retomó la ofensiva: “Si el problema son los vencimientos 2023, ¿Por qué no cambian el discurso? ¿Qué tal si dicen que de ninguna manera piensan reperfilar?”, reclamó el viceministro a través de un posteo en redes sociales.
El viceministro avanzó en la confrontación al sostener: “¿Y así nos ayudan a diluir, ahora, las torres, y a bajar tasa de interés, para 2025, 2026, 2027, 2028, 2029, 2030?... Si ganan, será bueno para ustedes. Y en todo caso será bueno para el país”. Y continuó con su desafío a la oposición al exhortar a “buscar como política de Estado aprobar un presupuesto sin déficit fiscal primario”.
De este modo, el tratamiento de la deuda en pesos se transformó en un tema de puja política donde oficialismo y oposición buscan sacar ventajas electorales con un tema de muy bajo conocimiento en la población.
Lacunza desestimó que la intención de su espacio sea la desestabilización: “La oposición no quiere desestabilizar nada nunca. No le conviene al pueblo. Para que no estalle el globo hay que dejar de inflarlo”, remarcó.
Para el oficialismo, la deuda en pesos es “manejable” en los actuales términos, entre otras cosas porque cerca de la mitad está en manos de organismos oficiales, lo que facilita la renovación. La contrapartida es que los vencimientos se concentraron hasta el final del primer semestre porque los tenedores privados se muestran reticentes a tomar títulos que venzan luego de las elecciones.
¿Cuáles son los riesgos y los motivos por los cuales la bomba puede explotar? Que la masa de deuda en pesos en manos de privados no pueda refinanciarse en los próximos meses, esos pesos salgan a la calle y presionen sobre la el tipo de cambio que a su vez azuzará la inflación.
Rubinstein desafío a la oposición a expresar que posición tomará con la deuda en pesos para de esta forma clarificar el escenario financiero.
“Más que una respuesta a Rubinstein es un debate público. Argentina está en una trayectoria insostenible hace varios años, con un déficit fiscal muy grande. Lo cubren con emisión que genera inflación y con deuda que a la larga trae problemas. El año pasado la deuda en pesos les costó la cabeza a dos ministros. Una deuda en pesos que no se pudo pagar hace 30 años llevó a la hiperinflación”, alertó Lacunza.
A la discusión se sumó el expresidente del Banco Central, Luis Caputo, quien señaló que el crecimiento de la deuda en pesos se debe básicamente a que el Gobierno no puede tomar deuda en dólares porque la Argentina tiene cerrado el mercado de deuda voluntaria.
“Argentina, por ser un incumplidor serial de sus compromisos desde hace más de 100 años, no se endeuda necesariamente en la moneda, y/o en el plazo que quiere, como lo hacen la mayoría de los países. Se endeuda en el plazo y la moneda ‘que puede’”, señaló Caputo.
El exfuncionario de Cambiemos sostuvo que “es por esa razón que este gobierno, se endeuda a inflación y dólar link, a cortísimo plazo, y a las tasas equivalentes en dólares más altas de nuestra historia.
Porque es lo único que, a duras penas, el mercado está dispuesto a recibir por sus pesos ‘encepados’”.
Caputo explicó que “en finanzas, ‘inflación’, es considerada una moneda más, y por cierto, muy correlacionada al dólar. Por eso, la mayor demanda es por deuda ajustada a inflación y al movimiento del dólar oficial, percibidos por el mercado como una suerte de ‘seguros de cambio’”.
Finalmente, remarcó que “esa falsa desdolarización no es otra cosa que la consecuencia de haberse endeudado a inflación, en un contexto de apreciación real del tipo de cambio oficial. La contracara de esto es justamente el récord de aumento del stock de deuda total medida en dólares”.