Irma Argüello (@Irmaar) es presidente de la Fundación NPSGlobal y Secretaria de la Red de Líderes de América Latina y el Caribe por el Desarme Nuclear y la No Proliferación. En una entrevista con Vía Documentos habló del fenómeno Bolsonaro y su impacto en la Argentina. Opinó sobre el futuro del Mercosur. Explicó el rol de la Argentina en el debate sobre la paz mundial. Y dio su visión sobre un tema sensible: ¿Hay riesgos concretos de un nuevo atentado terrorista en Buenos Aires?
¿Por qué ganó Jair Bolsonaro en Brasil?
El triunfo de Bolsonaro era esperable: es la derrota de la hipocresía en la política. Se expresó el hartazgo de millones de brasileños a través de un candidato que planteó sus posturas con sinceridad y coherencia a lo largo de los años.
¿Ante qué había hartazgo?
Hartazgo de los movimientos populistas, más bien filomarxistas, que pretendían vender un mundo feliz y después fueron abatidos por casos de corrupción que todos conocemos, como lo es la causa Odebrecht. Y esto se está dando en gran parte de América Latina. Tenemos que ver qué sucede a futuro.
Así como despierta pasiones, Bolsonaro también motiva una fuerte resistencia por sus expresiones en una gran parte de la población no sólo de Brasil sino también de la Región y el mundo… Me parece injusto cobrarle ahora que es Presidente todo lo que fue diciendo a lo largo de 30 años en la política. Más que un triunfo de la ideología, es un triunfo del pragmatismo. Donald Trump es un emergente de este mismo fenómeno, que crece en el mundo y se reconfigura el mapa. Bolsonaro moderará sus posturas, porque la responsabilidad de un candidato no es la misma que la de un Presidente que tiene que gobernar para todos.
¿Qué impacto tendrá la presidencia de Bolsonaro en la Argentina?
La victoria de Bolsonaro puede ser un catalizador para que la Argentina despierte de algunas posiciones que han tenido los políticos en los sucesivos gobiernos, que atrasan respecto de lo que se está dando en la región. Tuvimos un extremo con el kirchnerismo, pero el Gobierno de Macri también ha tomado las cosas con demasiado calma, tratando de mantenerse en la vía de lo políticamente correcto y luego las cosas emergieron como bombas. Tendría que haber sincerado bien la situación del país al principio. Acá hay que ponerse a la altura de las circunstancias internacionales, no sé si el Gobierno de Macri lo va a poder hacer.
¿Corre riesgos el Mercosur?
Hasta aquí, desde su creación, el Mercosur no ha funcionado correctamente. Es más, creo que terminó atando las manos a los países. Una cosa es una unión aduaneras en la que hay un arancel común, otra es una zona de libre comercio y una muy distinta es el salto hacia un Mercado Común. Este último requiere de una gran madurez de los países. El concepto del Mercosur se fue desvirtuando con el paso de los años.
¿Y cuál es entonces un futuro más viable para el Mercosur?
Habría una posibilidad de pasar de ser un Mercado Común a una zona de libre comercio. Esto protegería el comercio intrazona, pero no ataría las manos para negociar cosas en forma independiente con otros países y bloques.
Usted destaca la sinceridad de Bolsonaro para convencer al electorado. Aquí Macri jugó como sincero y luego no realizó los cambios que prometió, al menos en términos económicos.
La sinceridad implica también educar en la Democracia al pueblo, que siempre está preparado para avanzar. Pero si uno como político mide esa sinceridad en función de cómo le van a dar las encuestas, bueno… ahí pasan cosas inconvenientes para la evolución, para la madurez de la sociedad.
El Gobierno instaló la cuestión migratoria en la agenda pública en los últimos días. Y con esto coincide un referente opositor como Miguel Ángel Pichetto. ¿Hay un problema con la migración en la Argentina o es sólo una cuestión electoralista?
Me suena a una cuestión de campaña por parte de Pichetto, un poco oportunista. Él ha sido funcional al problema durante todo el gobierno anterior, al igual que con la destrucción de las fuerzas armadas. En el interés nacional está ser un país soberano que pueda controlar sus fronteras y que regule la entrada de gente en función de que no perjudique a los locales. Tampoco es cuestión de dejar entrar gente y que la misma se hunda en la pobreza y no tenga las atenciones correspondientes. Tampoco se puede dejar ingresar a personas con antecedes penales y condenas, es una locura.
¿Hay espacio para un "Bolsonaro argentino"?
Un Bolsonaro no surge de un día para el otro. Tampoco es un outsider. Viene diciendo lo mismo desde hace 28 o 30 años. Lo que pasa es que ahora sus afirmaciones se hicieron eco en la ciudadanía. Desde que salió la nueva constitución en Brasil (1988), dos expresidentes fueron sometidos a un impeachment y uno está preso. Bolsonaro llega después de todo eso. Pero acá el sistema es distinto. Tenemos a un ex presidente (Carlos Menem) condenado que ocupa una banca en el Senado y a una ex presidenta (Cristina Kirchner) que también es senadora.
¿Cree que la denominada "causa de los cuadernos" tendrá un impacto sobre los hechos de corrupción, con condenas judicial y pública, o se diluirá con los años?
Si esto no progresa, en los próximos años vamos a tener un Bolsonaro, con toda la incertidumbre que ello implica. Los países tienen que ir hacia regímenes en los que prevalezcan las ideas y los conceptos y no los personalismos.
“Hay 7 ojivas nucleares perdidas en el mundo”
¿Qué rol juega la Argentina en el debate internacional por el desarme nuclear?
Tenemos más incidencia que la que la mayoría piensa. Tenemos en carrera para ser el director general del organismo internacional de energía atómica a Rafael Grossi, actual embajador en Viena. Grossi será en 2020 el presidente de la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación. Es el momento en el que el mundo se reúne, cada cinco años, a hablar del desarme. Argentina tiene impecables credenciales de no proliferación.
¿Existen chances concretas de un desarme nuclear en el largo plazo?
El mundo marcha hacia un nuevo armamentismo. Las potencias no han resignado el rol de las armas nucleares en sus doctrinas de seguridad. Estos países señalan como un avance que en el mundo en un momento había 63.000 armas nucleares y ahora hay 14.000. Pero bueno, con 14.000 se acaba el mundo también, dado que estas son mucho más sofisticadas y con mayor poder devastador.
¿Cuántos países tienen hoy armas nucleares?
De los nueve países que tienen armas nucleares, sólo cinco están adentro del Tratado, que son los países que componen el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los otros cuatro (India, Corea del Norte, Pakistán e Israel) están fuera y no adhieren a las reglas y compromisos.
El encuentro de junio entre Donald Trump y Kim Jong-un parece haber disminuido ese gran temor que había a una guerra en la que se utilicen estas armas… ¿Esto es sólo una percepción o políticamente fue así?
Fue muy bueno. Esto lo manejó el presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, que es básicamente un pacifista. Es como que tampoco le queda alternativa, está a 47 kilómetros de la frontera. Es muy riesgoso tener desbocado a Kim Jong-un. Pero de ahí a decir que Corea del Norte se va a desarmar, es muy poco probable. Para eso debería tener garantías de seguridad de sus dos aliadas, que son Rusia y China.
Es decir: hoy las armas nucleares son un drama latente que no está en la agenda de preocupación de todos los países.
Las armas nucleares son un problema en sí mismas. No tanto porque pueda iniciarse una guerra o porque puedan ser disparadas por error. Sino más porque los materiales nucleares (uranio enriquecido y el plutonio), que hoy están en 24 países, pueden ser robados. Que el terrorismo lo pueda sustraer es un escenario muy plausible. Puede haber contrabando hormiga. Un estudiante de ingeniería puede construir un arma nuclear para el terrorismo. Con 50 kilos de uranio enriquecido se hace un cañón muy sencillo que generaría un desastre en cualquier capital del mundo.
¿Eso ya ocurrió?
Absolutamente, hay casos. Incluso, hoy en el mundo hay siete ojivas nucleares perdidas por aviones que cayeron en el medio del mar o submarino que se fueron a pique. No se sabe dónde están.
¿Está la Argentina expuesta a un atentado como los ocurridos con la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994)?
Sí, estamos expuestos. Lo que pasa es que hay blancos más atractivos que nosotros para los terroristas. Hay conflictos internacionales en los que no participamos activamente. La Argentina tiene un rol pacifista. En los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA fueron producto de decisiones coyunturales de los gobiernos de aquellos momentos de involucrarse en determinadas cosas. Hoy no creo que la Argentina sea un blanco para un acto criminal masivo.