"Siento la birome sobre mí del periodista que se muere por tocar", clamaba la voz de Ricardo Mollo desde el track desgañitado de Paraguay, uno de los hits de Acariciando lo áspero (1991), obra de Divididos que por entonces, preludio del fin de una era, todavía adoptaba el nombre de disco.
Un cuarto y chirola de siglo después, el devenir de la historia le pasó el rodillo a la industria musical tal como se la concebía, la mayoría de los consumidores escucha a sus ídolos vía streaming y el LP languidece en las bateas próximo a convertirse en una ofrenda vintage para días de Reyes.
Mientras tanto, muchos de los grandes nombres que cimentaron la leyenda del rock argentino y otros tantos que la continuaron, invirtieron la carga del lamento de Hurlingham, aparcaron la Stratocaster y se desviven por imprimir a través de alguna editorial sus aventuras en el negocio, incluso sin la perspectiva de alguna grabación a la vista. Desde hace meses y con una aceleración del tempo en el segundo semestre, la oferta de biografías, autobiografías, ensayos y crónicas -incluso ficciones- sobre solistas o bandas argentinas desbordan las estanterías hasta aplicar para género en sí mismo. Con las canciones en las nubes de los sitios al uso, el nuevo fetiche, objeto de deseo físico y palpable, se muda a la librería. Sin repetir y sin soplar, hay volúmenes de Fernando Samalea (Mientras otro duermen, el segundo tomo de sus memorias que continúa la saga iniciada por Qué es un long play), de su coequiper en Clap y líder de La Portuaria Diego Frenkel (A través de las canciones), del ingeniero de sonido Mario Breuer (Rec & Roll, Una vida grabando el rock nacional), de Flavio Cianciarulo (El León del ritmo, de gira con LFC) y siguen las firmas.
Pogo de relatos
La década del 80 y los seminales bastidores de la escena antes de que irrumpiera la primavera alfonsinista es la materia en la que abreva Pil Trafa, voz de Los Violadores, en Más allá del bien y del punk. Ideas provocadoras (Planeta). En colaboración con el periodista Juan Carlos Kreimer, el cantante revisita su infancia, los días on fire y reflexiona sin tachas sobre el movimiento que reivindicó el grito primal del rocanrol.
Si hay una banda que traduce aquellos días de mala leche, sótanos sin salidas de emergencia, anglofilia y descone fue Sumo. Al cumplirse 30 años de la muerte de Luca Prodan, el periodista, ex compañero de ruta de la banda y conductor de TV Roberto Pettinato sacó de la galera su visión del asunto en Luca es mío (Planeta). "El clima de los 80 fue siempre tenso, no tanto por sed de destrucción como por impaciencia. Había que abandonar lo que nos sostenía; los padres, los primeros amigos, el colegio, la disciplina… En el medio la merca, el ácido o la marihuana se encargaban de disparar nuevos horizontes", monologa el saxofonista. "Solamente vos podías intuir qué camino tomar y dónde terminar con tu vida. Luca luchaba por quitarse un peso de encima, como quien crea para sí una montura para cruzar todas las montañas del arte pero de pronto le duele y la montura ya no sirve", arremete.
En su presentación a la prensa se anuncia que Pettinato propone un descenso escalonado —y muy divertido— a los bajofondos de una década tóxica, donde pocos se atreven a volver. “Luca no es mío. Es de todos”, aclara de antemano el ex miembro del staff de la revista Expreso Imaginario. “Ya sabemos eso. Pero en el mundo del rock sucede algo increíble, y es que justamente todos nos sentimos identificados con alguien. Al toque. ¿Para qué? ¡Para poder seguir! Para disfrazarnos de alguien que no somos pero que “podríamos haber sido”.
El mismo Petinatto oficia de prologuista de las Memorias Improbables de Willy Crook, viento mítico de Los Redonditos de Ricota. Vaya si lo hace quedar bien. “Ligar era la palabra con la que se despertaba la orden de salir a la calle, salir de un pequeño sótano en la calle Zurita para que Willy pasee su pene mágico. Íbamos por los bares uno por uno y él entraba y saludaba a muchísima gente y de pronto desaparecía adentro de un baño. De ahí salía una chica, una más preciosa que otra... y yo me frotaba las manos por el frío... ¡pero también a la espera del calor de un trago gratis por compañía!”. El soulman criollo, con un master en aventuras politoxicómanas junto a Lions In Love, tocó con medio mundo, entre Los Abuelos de la Nada, Los Fabulosos Cadillacs, Riff, Charly García y rememora particularmente los años locos en la cresta de la ola de Patricio Rey. “Entré a los Redondos con dieciocho años y estuve cuatro. No hubo matrimonio ni relación sentimental que me durase tanto. En todas las bandas me quedé el tiempo necesario para garantizar la catástrofe”, repasa.
Remembranzas
Si hay alguien que reincide cada dos por tres como carne de literatura es Charly García. En El día que Charly saltó y otras crónicas salvajes de rock (Planeta) el periodista Carlos Polimeni saca a relucir su fondo de armario de anécdotas guardadas bajo llave sobre el octavo dan del rock argentino en medio siglo de historia. Revelaciones, batallitas y el inventario de excentricidades que acompañaron la trayectoria del flaco en su tropel creativo y en el lodazal de sus estados alterados.
Un libro que se sale de la vaina y aborda otro perfil del pianista y compositor es Esta noche toca Charly (Gourmet Musical Ediciones), obra del periodista Roque Di Pietro que se propone un viaje a través de los recitales del artista de Santa Fe y Coronel Díaz. El cronista oriundo de Marcos Juarez, que trabaja desde hace más de 20 años en editoriales y publicaciones gráficas relacionadas a la música y es coeditor de la biografía de Eduardo Mateo (Razones locas), pone el foco en el animal de escenario. "En el caso de Charly García, la inusual abundancia de grabaciones no oficiales a lo largo de décadas ofrece la posibilidad de observar y analizar su carrera a través de sus recitales. Escuchar esa "obra paralela" permite entender de una manera mucho más completa y detallada los cambios en su música", describe el autor.
Realizado con el respaldo de un enorme catálogo de grabaciones y una investigación con pulso de orfebre, archivo periodístico, documentos inéditos y más de cincuenta entrevistas, este libro retrata a Charly García desde sus audiciones en el Conservatorio Thibaud-Piazzini en octubre de 1956 hasta el concierto en el estadio de Ferro en diciembre de 1993. Una pieza única, que se inscribe en el extraordinario catálogo de una editorial rica en sonoridades para biblioteca. “Empezamos en 2005 pensando en dedicarnos específicamente a publicar libros de música que combinaran lo mejor de la dinámica periodística y la escritura literaria con el rigor de la investigación académica”, explica Leandro Donozo, el factótum de Gourmet Musical Ediciones. Hace unos años, el editor escribió un Manifiesto por una musicología punk, donde asentaba su trinchera. “Vamos por una musicología necesaria, que pueda mostrar que tiene más y mejores aportes por hacer que los del melómano con pretensiones literarias, el poeta con pasión musical o el filósofo con discoteca”. Bajo esas premisas también reluce el flamante La ruta del sol. La trilogía de Él mató a un policía motorizado. Su autor, el periodista Walter Lezcano, propone recorrer y analizar el ciclo creativo de tres discos de la banda platense, emblema del indie de la última década. “Volver a realizar ese recorrido, recordar esos textos, imágenes y estados de gracia e iluminación, se vuelve una aventura necesaria para entender el universo de una de las más importantes e influyentes bandas de rock argentino del siglo XXI”, justifica.
De las múltiples novedades en escaparates sobresale la reedición y actualización de Arrogante rock. Conversaciones con Babasónicos que en 2007 firmó Roque Casciero. "La idea fue poner al día una historia rica y tomar un nuevo impulso justo cuando se cumplían 25 años de la banda", desgrana el autor a Rumbos. Lejos de la lógica del bonus tracks para saciar nostalgias, el volumen desentraña la última década de metamorfosis del grupo liderado por Adrián Dárgelos, a base de retomar la tertulia con ellos en una gira por el interior. "El libro estaba listo hace un año, se postergó y en el medio surgió el show en el Teatro Colón, una oportunidad que los ponía de nuevo en el debate contracultural sin proponérselo", resalta el periodista de Página 12 y la web Silencio. El proceso de grabación de Impuesto de fe, el lugar revulsivo de la banda entre la vocación underground y los baños de masas, el confesionario revela también el duelo por la muerte del bajista y miembro fundador de la banda, Gabriel Manelli, acaecida en el 2008. "Muchas veces sueño que Gabo vuelve a tocar", revela el baterista Panza en uno de los altos del tour. "A mí me gustan las biografías de artistas tanto narrradas por ellos mismos como las que escriben otros, aunque las que escriben otros suelen ser más picantes", opina Casciero. "Muchas, en rigor, son escritas por ghostwriters, pero que cada uno haga lo que quiera", postula.
Uno de ellos, seguramente, es Los Auténticos Decadentes. Titanes en el Hit: Una biografía oral (Planeta), del periodista Fernando Sánchez. Una pintura naturalista y embriagadora de las andanzas del gran combo de música popular argentina desde el Imperio Romano a la actualidad, lleno de anécdotas increíbles. •
