Roberto Carlos Rivas, conocido como “Kaki”, es un nombre que resuena en el mundo del automovilismo argentino. En 1998, se consagró campeón de TC Pista, lo que lo llevó al Turismo Carretera, la categoría más importante del automovilismo nacional. Sin embargo, un trágico accidente en el año 2000, durante un tiroteo, lo dejó ciego, cambiando por completo su vida. Hoy, Kaki encontró en el deporte adaptado y en la motivación una nueva forma de vivir y de inspirar a quienes lo rodean.
La pasión por el automovilismo de Kaki Rivas
Desde niño, Kaki soñaba con ser piloto. Recuerda con claridad cómo, desde los 4 o 5 años, su mente ya estaba ocupada con autos y motos. “Mi sueño siempre fue correr, primero en karting, luego en motocross, y después en autos de carrera”, comentó con Vía País. A los 17 años, comenzó en motocross y luego pasó al mundo de los karting, donde rápidamente alcanzó el éxito, llegando a ser campeón. A los 21 años, dio el salto al automovilismo profesional, corriendo en categorías como Citroën, donde pudo relacionarse con grandes pilotos como Emilio Salvador Satriano.
En 1998, Kaki alcanzó su máximo logro en el TC Pista, ganando el campeonato, lo que le permitió dar el siguiente paso y llegar al Turismo Carretera en 1999. “Fue una experiencia increíble”, rememora Kaki mientras charla con Vía País. Pero todo cambió en el año 2000, cuando, justo antes de disputar la última carrera del año, un tiroteo lo dejó ciego.
El accidente que le arrebató la vista no solo fue un golpe físico, sino también emocional. “Quedé en medio de un tiroteo, me entraron 15 perdigones por los ojos. Los médicos pensaban que no sobreviviría”, comentó. Luego de 15 días en coma, despertó y, aunque su mente aún soñaba con la carrera, la realidad era otra. “Había quedado ciego. Al principio no aceptaba lo que había pasado, pero poco a poco fui entendiendo que mi vida había cambiado para siempre”, sentenció.
Tras perder la visión, el emotivo regreso de Kaki Rivas a las pistas
A pesar de haber perdido la visión, el deseo de subirse nuevamente a un auto de carreras nunca se apagó. En un gesto que sorprendió a todos, el presidente de la Asociación de Corredores de Turismo Carretera, Hugo Mazzacane, le ofreció la oportunidad de regresar a la pista.“Fue increíble, me subí a un auto de carreras estando ciego, guiado por un amigo y piloto, Emanuel Moriartis”, relató Kaki.
—¿Qué sentiste y cómo fue esa experiencia de volver a subir a un auto de carreras?
—Fue una sensación increíble y un gran desafío, ya que por primera vez un piloto ciego giraba en un auto de carreras en el circuito. El único sentido que puedo utilizar es el oído, por lo cual estábamos conectados por unas radios en las que me iban guiando, más allá de que el circuito me lo acordaba de memoria precisaba la exactitud.
Kaki, contó que fue un momento inolvidable, en el que todos aplaudían emocionados cuando bajó del auto. Expresó que fue un cambio en su vida, en el que se dio cuenta de que por más que haya perdido la vista podía hacer un montón de cosas que me veía limitado.
Una nueva pasión para Kaki Rivas: el tenis para ciegos
— Ahora que te dedicas al tenis para ciegos, ¿cómo descubriste este deporte y qué desafíos enfrentas ahora?
— Después del accidente, empecé a buscar otros deportes que me permitieran sentir la adrenalina y seguir disfrutando de la vida. Empecé a jugar al tenis para ciegos, lo practico con mucho empeño y con la idea de ser el mejor. Represento a Argentina en competiciones internacionales, y aunque aún no soy campeón del mundo, estoy trabajando para lograrlo. Además, hago ejercicio, salgo en bicicleta, corro 10 kilómetros. Me sigo desafiando a mí mismo con actividades, como tirarme en paracaídas, esquiar o surfear, todo estando ciego.
— Últimamente, también das charlas motivacionales. ¿Qué te mueve a seguir inspirando a los demás?
— Lo que más me motiva a mí es motivar a la gente. Mi mensaje es claro: aunque uno pierda un sentido, puede seguir disfrutando de la vida. Y lo que más me motiva es poder contar mi historia y ayudar a otros. A través de mis charlas motivacionales, quiero transmitir que todo es posible si uno tiene la actitud correcta. Hay gente que se toma mi historia como un desafío personal, y eso me hace sentir útil. Mi objetivo es que todos entiendan que la vida hay que disfrutarla, sin esperar a que lleguen los problemas. La vida no se detiene, y siempre hay algo nuevo por hacer.
La historia de Kaki Rivas, es la de un hombre que convirtió la tragedia en una oportunidad para reinventarse. A través del deporte, de su pasión y de su incansable voluntad, demostró que la adversidad no define quiénes somos, sino cómo elegimos vivir después de ella. Hoy, con una visión distinta, pero aún más poderosa, Kaki inspira a miles a vivir con pasión y esperanza, sin importar los obstáculos que se presenten en el camino.