Si se toma una fotografía de cerca parecería un desierto o alguna imagen distópica de un file de ciencia ficción. La ribera del Riacho Goya está totalmente seca: arena, troncos y fierros oxidados que hasta hace unos meses descansaban en el lecho del afluente ahora son parte de la nueva geografía goyana.
Se trata de la segunda ciudad de la provincia ubicada al sureste de la capital, a 260 kilómetros y que por segundo año consecutivo no pudo realizar su máxima fiesta que es la Pesca del Surubí. La pandemia golpeó así donde más duele: el máximo evento local que además mueve una vez al año toda la economía de la zona.
Ahora otro golpe más duro e impensado. El Riacho Goya está seco frente a la costanera de la ciudad y donde se encuentra justamente el predio Costa Surubí que en otras épocas rebosada de personas en cada edición de la pesca. A inicios de abril.
Malas perspectivas
Los expertos y autoridades hídricas de la provincia prevén que la sequía continuará al menos hasta mediados o al término de la primavera que viene. Incluso el Gobierno Nacional ya pidió a las provincias del Nordeste Argentino (NEA) que empiecen a cuidar el uso y consumo de agua potable.