Capaz de sobreponerse a un semestre que empezó mal, y por el impulso de una racha ganadora que lo puso cabeza a cabeza con el mejor equipo del año, Vélez, este Talleres volvió a ilusionarse con la consagración en el Torneo de la Liga, cuando aquella derrota con Lanús parecía que lo había dejado fuera de competencia. La historia no terminó bien. Y tampoco fue el final para Belgrano y para Instituto.
El vaso medio lleno es que Talleres sigue de copas, y que esa “borrachera” se contagió en los otros clubes, porque tanto Belgrano como Instituto apuntaron en meterse en la Sudamericana. No mucho tiempo atrás el objetivo era permanecer en Primera. Ahora las exigencias subieron. En Netflix se estrenó la serie “Cien años de soledad”, la aclamada obra de Gabriel García Márquez, el máximo exponente del realismo mágico. Estilo que vuelve natural lo antinatural. En Córdoba, se naturalizó apuntar más alto.
A TALLERES LE FALTÓ EL CAPÍTULO FINAL
Un Kempes a explotar, como el pecho de cada uno de esos hinchas que sienten orgullo por ver a Talleres peleando una vez más entre los grandes, y contra casi todos. Y la expectativa de ganarle a un Newell’s a la deriva, que venía sólo para cumplir con el fíxture, y que Huracán hiciera lo suyo y bajará de un soplido a un Vélez tambaleante.
Nada de eso ocurrió. Newell’s fue efectivo, clinck caja según las señas de Guido Herrera, más que estimulado para el 3-1 impensado por la multitud. Y en Liniers se pinchó el Globo del todo, porque Vélez jugó a lo campeón y así lo festejó.
EN BELGRANO SÓLO SE SALVÓ EL GOLEADOR
Luis Fabián Artime debió haber soltado un suspiro de alivio. En el día de su cumpleaños, 15 de diciembre, hubiera sido hiriente que Talleres se coronara campeón. A la T no se le dio, pero Belgrano no tuvo demasiados motivos para festejar en este semestre. Un cuesta abajo de mayor a menor en el 2024, con Rosario de malos resultados.
Con técnico por definir y la obligación de cambiar la cara tras el acto fallido de contratar a un técnico indescifrable como Juan Cruz Real, lo mejor para el Pirata terminó siendo la eficacia de Franco Jara, quien con 36 años se convirtió por primera vez en goleador en Primera, siguiendo la estirpe de Pablo Vegetti y Lucas Passerini.
INSTITUTO IMAGINABA OTRO CIERRE
Cuando una clasificación histórica a la Sudamericana parecía al alcance de la mano, Instituto entró en zona de turbulencias. Perdió el clásico más de la cuenta, incluído el clásico con Belgrano, y a un Diego Dabove que llevaba un año y medio en el cargo.
“Miliki” Jiménez, el ídolo que siempre está, tomó el timón como interino junto a Bruno Martelotto y a la espera de Pedro Troglio, para salir de las honduras de las últimas fechas. Porque la campaña fue superorior en números que la del 2023, pero en Alta Córdoba quieren más.