Ganar el clásico, con un toque de épica porque lo hizo revirtiendo el resultado pese a jugar con un hombre menos desde el primer tiempo; le dio pasaje a Instituto para los octavos de final. Dejando atrás a Talleres, envuelto en una crisis, y a Belgrano, fuera de combate bastante antes.

Sin que le sobre nada, metiendo la mano bien adentro del bolsillo para juntar las monedas, la Gloria representará al fútbol de Córdoba en la definición de la Copa de la Liga, en un primer escalón contra un Argentinos Juniors del otro extremo de la tabla.
Un proceso que fue tortuoso también. Con menos presupuesto que Talleres y Belgrano, y por eso con pretenciones más módicas, Instituto trajo lo que pudo en el mercado de pases. Un par de titulares, como Alex Luna (la figura) y Francis Mac Allister, y el resto a competir por un puesto.
La inversión para este 2025 estuvo destinada en Alta Córdoba a obras de infraestructura, como el magnífico edificio que se inaugurará en el predio de La Agustina, y no para un plantel con más cartel.
CAMBIO DE DT Y RACHA DE VISITANTE
Llegó Pedro Troglio como entrenador y a los tres meses debió dejar el cargo, a contramano de sus antecesores, Lucas Bovaglio y Diego Dabove; de procesos duraderos.
La salida del DT se debió en parte a la magra campaña de visitante, sin victorias fuera de Córdoba en el Apertura, sin ganar en esa condición desde septiembre del 2024, hasta que se sacó la mufa en el Kempes, en el clásico. Para ganarlo después de 12 años.
AFLORÓ LA GLORIA CONTRA TALLERES
Ya sin depender de si mismo, Instituto se conscientizó de que debía hacer lo suyo para clasficar: ganarle a Talleres y esperar el traspié de Godoy Cruz. Y para Daniel Oldrá, ex DT del Tomba, no era descabellado que sucediera.
Con las herramientas disponibles, un Gastón Lodico que vuelve a su mejor versión y este Alex Luna que maravilla, la hombría del capitán Fernando Alarcón y el empuje de sus pibes, que juegan porque a veces no hay otro pero también porque valen; Instituto se sobrepuso a todo.
A la desventaja inicial, a la irresponsable expulsión de Matías Godoy (afuera del clásico, afuera de Alta Córdoba porque no seguirá en el club), y de todo un estadio, aunque semi vacío, en contra. Se repuso, no dejó que Talleres sacara más ventaja pese tener un hombre de menos (no se notó), y lo dio vuelta para ganar legítimamente. Glorioso.
Festejó hasta el delirio, se reperfiló, se potenció. Le toca ir de punto contra Argentinos, el lírico y peligroso Bicho en La Paternal, pero Instituto sabe de sus limitaciones y lo mismo se anima. Esa es su fortaleza.