Un hombre de la localidad cordobesa de Embalse fue condenado a 16 años de prisión, por abusar sexualmente de su hija. Los hechos ocurrieron cuando la pequeña tenía entre 11 y 14 años, y su colegio tuvo un rol esencial en las denuncias, ya que fue la directora quien pidió a la Justicia que investigue.
El juicio se llevó a cabo en la Cámara del Crimen de Río Tercero, donde se encontró culpable al acusado de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo y la convivencia preexistente en forma de ejecución continuada y promoción a la corrupción agravada continuada en concurso ideal.
Tras la investigación, se descubrió que los hechos ocurrieron entre 2013 y 2016. El hombre, padre de siete hijos, violaba a su hija bajo amenaza de que si el acto sexual no se concretaba, “golpeaba o mataba” al resto de sus hermanos. La menor era sometida a golpes o por ahorcamientos.
El rol de la escuela
La niña nunca se animó a contar lo que ocurría hasta que, en una charla sobre abusos sexuales, la alumna manifestó haber sido víctima de estos hechos. Luego, en la Dirección la niña aseguró -según el expediente– que “fue víctima de abuso desde los 11 años por parte de su padre, que la mantenía amenazada”.
Inmediatamente, la directora realizó la denuncia y pidió que la Justicia investigue. A los pocos días de radicada la acusación, la niña dijo que “todo era mentira”. Pero cuando cumplió la mayoría de edad volvió a tribunales y confirmó todos sus relatos.
El apoyo de su pareja
En esa oportunidad, fue su novio quien la alentó a realizar la denuncia. En la justicia, el joven declaró que “ella le tenía mucho miedo al padre; cuando lo veía por la calle, ella le agarraba su mano y le decía que tenía miedo de que el papá le hiciera algo”.
El joven dijo que “todo el tiempo en que estuvieron de novios, sostuvo sus dichos, siempre dijo que su papá la había violado y que ella en su momento no quería denunciar porque tenía miedo a que le haga algo de vuelta, pero que él la convenció y acompañó para que haga la denuncia”.
Los peritos luego apuntaron que la víctima padece aún “un notable deterioro en las distintas áreas de su vida, tales como consumo problemático de sustancias, fugas del hogar, conductas autodestructivas, entre otras, causadas por los abusos sexuales”.