La Cámara de Acusación decidió este jueves elevar a juicio a los tres empleados del sanatorio Aconcagua que no asistieron a Valentino Blas Correas en la fatídica noche de su asesinato. Cabe recordar que, el adolescente murió por un disparo que salió del arma de Lucas Gómez.
Se trata de Sergio Casalino, Guadalupe Moya y Paola Andrea Mezzacapo, sobre quienes recaen distintas imputaciones. El hombre se encuentra acusado por la presunta comisión de “abandono de persona”, mientras que las otras dos trabajadoras, por “omisión de auxilio”.
Tras las pericias correspondientes, el fiscal de Instrucción del Distrito I, Turno III de Córdoba, José Mana, indicó en el expediente que “Blas no sólo arribó con vida al Sanatorio Aconcagua, sino que se retiró del lugar con signos vitales, y que en el nosocomio no se le brindó la ayuda necesaria que la ocasión ameritaba para intentar salvarle la vida”, según informó La Voz.
En este sentido, “la Fiscalía logró determinar que una amiga de Blas, de 17 años, ingresó al interior del sanatorio y con gritos de desesperación requirió una atención inmediata para su amigo, quien minutos antes había recibido el disparo de un arma de fuego policial”.
“Pese a los ruegos y a los llantos de la joven, los mismos no fueron suficientes para hacerle cambiar de opinión a Casalino, quien no se hizo cargo, bajo el pretexto de que el hecho había ocurrido en la vía pública”, trascendió.
En cuanto a Moya y Mezzacapo, el fiscal les reprocha que hayan guardado “absoluto silencio, omitiendo deliberadamente procurar cualquier tipo de auxilio inmediato para el herido”.