El Cholo Guiñazú se agarró la cabeza por la patada karateca de Everton contra la humanidad de Enzo Díaz, que salió del cruce con el rostro ensangrentado.
Hasta a un permisivo Roddy Zambrano, de flojo arbitraje, no le quedaba otra que sancionar con expulsión y eso hizo, a 10 minutos del final en el Morumbí y con marcador en blanco.
Un respiro para Talleres, para terminar de controlar a un rival que se quedó con 10.