Cómo es la vida de un marino cordobés en la Armada Argentina

De especialidad Electrónico Radarista, Cristian Blanquer tiene 46 años y 26 de ellos los vivió en la fuerza. Hoy, su destino es la Delegación Naval Corrientes.

Cómo es la vida de un marino cordobés en la Armada Argentina
Suboficial Mayor Cristian Gabriel Blanquer, marino cordobés que cumple funciones en la Delegación Naval de Corrientes\u002E

"De Córdoba recuerdo las reuniones a fin de año en casa de mi abuelo en Villa de Soto, Cruz del Eje con mis primos; las salidas al río en las sierras; el mate cocido en jarra de metal y las tortillas al rescoldo. De la ciudad, la peatonal y las innumerables galerías del centro como ninguna otra ciudad del país tiene", dice con añoranza Cristian Gabriel Blanquer, un cordobés que de paseo por Corrientes se enamoró de Mariel, su compañera desde hace 17 años y una de las razones por las que proyectó un futuro en esa provincia.

Cristian vivió en el Barrio General Bustos, en Parque Horizonte, San Fernando y Congreso. Asistió a la Escuela Parroquial San Francisco de Asís y a la Escuela Técnica N° 1 Presidente Roca. "Ya con 26 años de servicio en la Armada Argentina uno no es de ningún lado o de muchos", asegura.

Y agrega: "En cada destino uno adopta la ciudadanía de esa provincia".

Suboficial Mayor Cristian Gabriel Blanquer, marino cordobés que cumple funciones en la Delegación Naval de Corrientes.
Suboficial Mayor Cristian Gabriel Blanquer, marino cordobés que cumple funciones en la Delegación Naval de Corrientes.

La vida en la Armada Argentina de Cristian Blanquer comenzó en 1992 mientras cursaba el último año de la secundaria en la carrera de Técnico Electrónico. "Siempre sentí lo militar como una vocación y lo que más me marcó fue Malvinas. De chico crecí coleccionando publicaciones militares y mientras estudiaba electrónica consideré que en la Armada podría tener contacto con equipos complejos que eran difíciles de acceder en el ámbito civil. También recuerdo una publicidad en la televisión: La Armada Argentina, una puerta abierta al mar y al mundo, que terminó por definirme".

Es mucho lo que le atrae de la Institución, confiesa. "Diría que la sensación y experiencia de navegar, es única; el espíritu de barco y de cuerpo; y la camaradería y compañerismo que se forjan y que generan anécdotas para toda la vida".

Para él, la Armada es una aventura y admite que en ella vivió cosas que de otro modo le hubiese sido imposible hacer, como conocer gente nueva y otras ciudades del mundo. "Me abrió la mente, aumentó mi horizonte cultural y me cambió las perspectivas de la vida y el mundo. La Armada es un crisol de la argentinidad también, donde todas las idiosincrasias convergen en un mismo lugar y eso nos nutre y nos hace mejores personas", enfatizó.

Cristian intenta traducir sus 26 años de servicio en palabras. Imposible. 10 años embarcado en distintas unidades de superficie de la Flota de Mar Argentina como el barreminas ARA Tierra del Fuego, el aviso ARA Teniente Olivieri, la lancha rápida ARA Indómita, el patrullero ARA Murature y la fragata ARA Libertad.

"En ellos navegué por toda la costa atlántica hasta Ushuaia y a bordo de la Indómita hice puesto de vigilancia en las islas Becasses, Suceso y Parry", aclara. Se deleitó con la Isla de los Estados, el Estrecho de Le Maire, el Canal de Beagle y el Estrecho de Magallanes y cuando le tocó la fragata en su viaje 37 por el mundo, creyó que ya había logrado lo que anhelaba pero no, la vida naval siguió sorprendiéndolo.

Suboficial Mayor Cristian Gabriel Blanquer, marino cordobés que cumple funciones en la Delegación Naval de Corrientes.
Suboficial Mayor Cristian Gabriel Blanquer, marino cordobés que cumple funciones en la Delegación Naval de Corrientes.

"Este destino es algo totalmente nuevo e impensado años atrás, que me genera una inmensa responsabilidad y una satisfacción personal inconmensurable por el placer del deber cumplido", introdujo sobre su actual destino.

La puerta de acceso a la Armada Argentina

"Las Delegaciones Navales son la puerta de ingreso a la Armada Argentina -sostuvo el Suboficial Blanquer-; es la carta de presentación de la Institución en el interior del país".

La Delegación Naval Corrientes, donde hoy se encuentra destinado como auxiliar y encargado de Protocolo y Ceremonial, abarca además de Corrientes las provincias de Chaco y Formosa; y es una de las 24 delegaciones y oficinas de incorporación distribuidas en todo el país.

El trabajo diario en la delegación requiere un esfuerzo constante. "Previo a la apertura de las fechas de inscripción de los institutos de formación de la Armada, iniciamos un período de difusión de la oferta académica que dura todo el año, para lo cual solicitamos y coordinamos notas en medios de comunicación locales", adelantó respecto de la dinámica de trabajo.

Un día habitual transcurre con la atención de un caudal importante de personas, que se acercan a obtener información sobre la Armada.

Ya que no todos pueden acercarse a la delegación, en forma paralela se efectúan exposiciones audiovisuales y charlas informativas en escuelas de la ciudad y del interior, en aulas y salones de las intendencias. "Todo ello requiere la planificación y coordinación con directivos y gobernantes. La Armada es siempre bien recibida, pues llevamos expectativas y un horizonte nuevo de posibilidades", asegura.

A tales actividades primordiales de difundir la Armada y su quehacer se suman las protocolares. Además de las tareas administrativas inherentes al destino naval. Y luego de las inscripciones, continúan las coordinaciones con las escuelas: la Escuela de Suboficiales, la Escuela Naval Militar, y los ámbitos de incorporación para Tropa Voluntaria, quienes viajan a tomar los exámenes de ingreso.

"Un día normal transcurre mayoritariamente en hablar y hablar, escuchar e interpretar inquietudes, y muchas veces oficiar de mediadores y conciliadores entre los jóvenes y sus padres. Coordinar y gestionar, atender consultas por teléfono, redes sociales, correos electrónicos", sintetiza Cristian Blanquer.

"Estar aquí es una experiencia totalmente enriquecedora, y de gran responsabilidad y en lo personal, lo considero un premio porque uno representa a la Institución. A través de nuestras palabras y lenguaje, de cómo contamos nuestras anécdotas marineras o hablamos de nuestras costumbres y acervo naval, eventualmente logramos cambiarle la vida y generarle un futuro profesional a los más jóvenes", sostiene.

Como Delegado Naval se debe estar bien informado y preparado. "Siempre seguro de lo que uno va a decir y transmitir, brindando el mejor asesoramiento y escuchando atento dudas e inquietudes. En este pase, uno debe olvidarse del escalafón propio para transformarse en un delegado", asegura en cuanto a la responsabilidad de ser un claro referente institucional.

Y cierra: "La Armada me dio la oportunidad de trasmitir las razones por las cuales en algún momento ingresé a esta Institución; de captar sueños e interpretar los desafíos de la juventud. Es un privilegio poder ocupar este cargo, y todos los integrantes de esta delegación lo hacemos con el mayor de los orgullos".