Walter Montenegro y Paola Damiani, son una pareja de Villa María que cumplió con el sueño de ser papás, luego de batallar y mucho por tener niños en su casa.
Cuando se conocieron, hace un par de años atrás, ella ya estaba inscripta en el registro para ser mamá adoptiva.
Lo primero que hizo fue contarle a su novio, que para tener hijos tendrían que hacer tratamientos de fertilidad o sino adoptar.
Ambos coincidieron en que querían una familia numerosa y que juntos podían lograrlo. Se fueron a vivir a una casa y a los dos años, empezaron los trámites para convertirse en papás adoptivos.
Pasaron los meses y junto a otras parejas formaron un grupo de adopción donde se pasaban información, se contenían y subían todos los días las publicaciones del Ministerio de Justicia.
Fue así, como en noviembre de 2017, Paola se topó con la convocatoria de cinco hermanos.
"Vimos la convocatoria pública y empezamos a proyectarnos como si ya fuéramos siete en casa. Llamamos al juzgado de Jujuy, nos explicaron la situación de los nenes y y le dimos para adelante", explicó Paola al portal TN.com.ar.
"A la semana de la primera entrevista, nos llamaron y nos confirmaron que podíamos ir a empezar la vinculación con los chicos", remarcó.
Paola cortó la comunicación con el juzgado de Jujuy y lo llamó a Coki. "Estaba trabajando y me puse a temblar y a llorar", contó Walter a ese portal.
Paola es abogada y trabaja en los tribunales de Villa María, es empleada judicial. Él, por su parte, es vendedor para una empresa de alimentos.
Cuando les confirmaron la fecha en que podían ir a Jujuy, salieron a comprar un auto. "Conseguimos uno usado de siete asientos. Queríamos ir y volver todos, como familia. En mi trabajo, me otorgaron una licencia y viajamos tranquilos", dijo Walter.
"No sabíamos los nombres ni habíamos visto una sola fotos. Solo cómo era su situación y que nos estaban esperando", dijo Paola.
Los chicos los llamaron "papá y mamá" desde el primer momento, pero Paola y Walter destacan que más allá del amor que se tuvieron desde el primer momento, es un vínculo que se construye día a día.
"Nos llevamos muy bien los siete, somos un equipo desde el principio. Durante la primera semana de vinculación, íbamos todos los días al hogar y estábamos alrededor de doce horas juntos".
Aún quedan algunos trámites para que se terminen todos los trámites de la adopción y los cinco tengan el apellido de Paola y Walter. Mientras tanto, los papás hablan de la experiencia hermosa que viven. "Nos dijeron que es una luna de miel. Nosotros nos desvivimos por darles a cada uno su espacio y la atención que necesitan".
La historia completa, en este link.