Alta Córdoba: dueña de un bar denunció que un rugbier le golpeó la cabeza contra una columna

La mujer radicó la denuncia en la Justicia. En su relato, que se viralizó, contó que le pidieron al acusado que se comportara y éste reaccionó a los golpes. 

La denuncia penal.
La denuncia penal.

La dueña de un conocido bar de Alta Córdoba denunció en la Justicia que un rugbier, que había asistido a un cumpleaños, la agarró de los pelos y le golpeó la cabeza contra una columna de hierro cuando ella y otros trabajadores le pidieron que se retirara.

El episodio, que fue denunciado en la Fiscalía del Distrito 3, Turno 6, ocurrió en la madrugada del domingo, cuando Jorgelina Sapp trabajaba en Casa Warhol junto con otros empleados y llegó un grupo de hombres, entre ellos el sindicado agresor, a quien ella identificó como Mauro Oviedo, jugador del Córdoba Rugby Club.

El relato y la denuncia de la joven se viralizaron, al punto de que Oviedo cerró su página de Facebook y de Instagram, y la página del Córdoba Rugby Club recibió cientos de comentarios que exigían que diera respuestas por el supuesto comportamiento del acusado.

En la Fiscalía le dijeron a Jorgelina que citarán a declarar al acusado y a los numerosos testigos que presenciaron el episodio, y que en el transcurso de la semana podría resolverse una imputación.

"Sé que probablemente no irá preso. Que quizá lo imputen y nada más. Pero me parece que la Justicia debería dictaminar que haga un taller de concientización, porque es una persona agresiva, acostumbrada a reaccionar de manera violenta", dijo Jorgelina a Vía Córdoba + Día a Día.

"Tuve miedo de denunciarlo. Pero finalmente tomé la decisión con el acompañamiento de los testigos, mis amigos y mi familia", relató la joven, quien además presentará la denuncia en el Inadi por los presuntos insultos discriminatorios de Oviedo.

La denuncia penal
La denuncia penal

Después del golpe en la cabeza, Jorgelina debió irse al Hospital de Urgencias y los médicos le aconsejaron que dentro de un tiempo se haga nuevos estudios, para asegurarse que no queden secuelas. "Pasaron dos días y todavía me duele la cabeza", se lamentó la dueña del bar desde hace cuatro años.

"Yo mido 1,65, peso 70 kilos. Imaginate la forma en que me golpeó ese hombre, con semejante tamaño. Todos se quedaron atónitos", recordó.

Casa Warhol es un espacio dirigido sobre todo a la diversidad y disidencia sexual. "Mi socio es un hombre trans que también fue amenazado por Oviedo por su propia condición, eso también está en la Justicia", apuntó Jorgelina, y destacó que todas las personas que trabajan en Warhol pertenecen a la comunidad LGBTIQ.

A continuación, parte del relato de su Facebook sobre cómo ocurrió todo:

"El sábado 5 de mayo, por la noche, estaba trabajando en mi bar en Alta Córdoba, como lo hago habitualmente, junto a mis compañeros. En esta oportunidad, se festejaba el cumpleaños de dos amigas que habían invitado a su gente a cenar, tomar algo y pasarla bien.

"Cerca de la 1:30 llegó un grupo de amigos, amigos de amigos, que no estaban directamente vinculados a las cumpleañeras pero habían sido invitados, a los cuales recibimos y atendimos como a cualquier​ otro asistente, con la diferencia de advertir desde el principio que no sería un grupo fácil pues incumplieron desde el primer momento con los acuerdos de convivencia del lugar. Quien ingresa al espacio sabe que no se toleran discursos, actitudes ni manifestación alguna de violencia de género.

"Mauro Oviedo llegó con este grupo y sobresalía del resto, no solo porque era el más alto y corpulento sino también porque tuvimos que llamarle la atención varias veces ya que se dirigía a nosotros, trabajadores del lugar, con permanente faltas de respeto, prepotencia y amenazas. En varias oportunidades le pedimos que se retirara y se negó a todas.

"Todos los presentes estaban expectantes y siguiendo lo que pasaba, de hecho bajamos la música, aclarando que continuaríamos el cumple cuando esta persona se retirara. Entonces, este violento de 2 metros de altura, de una contextura física imponente, lograda claramente con entrenamiento físico, se abalanzó sobre mí para golpearme. Entre muchas personas lo detuvieron y sostuvieron, sin embargo logró zafar una de sus manos con la cual me agarró de los pelos y me reventó la cabeza contra una columna con toda su fuerza. El golpe seco aún retumba...

"Me cuesta un poco recordar el después porque quedé aturdida por el golpe y se me nubló la vista. Solo sé que varias personas se acercaron a asistirme, que nadie podía creer lo que había pasado porque este agresor no tuvo reparo en golpearme delante de todos, con la alevosía propia de quien pareciera manejarse así en todos los órdenes de su vida.

"Después de lastimarme, sus amigos (otros jugadores de rugby) lo sacaron y varios se fueron con él, quizá dimensionando la gravedad del hecho. Aún no me recupero de lo que pasó y tengo miedo, miedo por mí, por la represalia que pueda tomar este tipo ante la denuncia, ante este escrache, y miedo por otras chicas que se puedan encontrar con Oviedo y ser víctimas también de su violencia desmedida.

"Confío que se hará justicia como corresponde. También espero sea ejemplificadora la medida que tome el Córdoba Rugby Club en relación a su socio jugador Oviedo, porque es evidente que no asimiló las enseñanzas que puede brindarle este deporte, básicamente dominar y orientar la fuerza para no dañar a nadie, menos a una mujer".

Comunicado del club. Ante la repercusión de la denuncia, el Córdoba Rugby Club emitió un comunicado refiriéndose al tema. Puede leerse en este link.