Por Jorge Nahúm
Racing no tiene cura, como pasión. Pero al menos parte de las heridas abiertas en los últimos años, comenzaron a cicatrizar con el ascenso al Federal A. En el equipo de Pancho Silva hay muchas figuras, pilares y símbolos. Y también una mujer: Karina Capdevila, la médica del plantel.
Durante dos años estuvo como médica para las emergencias, en la ambulancia instalada en el Miguel Sancho. Y cuando Racnig clasificó a los play off para pelear por el ascenso, la convocaron al trabajar con el plantel junto al doctor Luis Agnolon. La primera en Córdoba y tal vez en el país.
Debutó en Santiago, contra Vélez de San Ramón, aquel partido bizarro en el que ocurrió de todo. "La pasamos mal, pero también recuerdo que cuando fuimos a jugar a Malagueño nos tiraron ladrillazos de todos lados. De todos modos, me gusta la adrenalina", aseguró.
"En ese partido el juez de línea dijo que se sentía mal y como yo tenía el tensiómetro en el botiquín perdí autorización para intervenir. Ahí noté que tenía olor a alchol y que era un riesgo que siguiera dirigiendo. El árbitro se opuso y el técnico de Vélez me dijo 'andá a lavar los platos'. No contento con eso, me siguió amenazando. 'Te va a agarrar mi mujer y te va a hacer cagar'. Un provocador. Acá en Nueva Italia hizo todo tipo de artisteadas", recapituló.
Lo mejor estaba por venir. La final en Salta y un partido no apto para cardiácos. Incluso para la doctora. "En los penales sentí que me bloqueaba. Sólo podía rezar y pedir que parara tanta injusticia. Después vino el festejo, pero como nos corrieron rápido fuimos al vestuario y allí abracé a todos los muchachos, llorando. Y los filmé para los videitos que se volvieron virales" se emocionó.
El regreso triunfal, de Salta a Nueva Italia, también la tuvo como protagonista. "La llegada al Miguel Sancho fue increíble. Los hinchas estaban felices ¡Pedían sacarse fotos conmigo! En la remera del ascenso están los nombres de todos, y también el mío. Un orgullo y una alegría enorme porque desde un primer momento Silva me dio lugar. Hasta escuchaba las charlas técnicas.
La receta. Ser mujer en un ambiente machista como el fútbol le trae complicaciones a cualquiera. Karina Capdevila lo sabe y pudo resolver los obstáculos. Incluso a nivel sentimental. "Mi novio Lucas al principio estaba celoso. El también fue futbolista y es preparador físico. Entonces le dije 'vos sabés como es todo en un vestuario, no va a pasar nada'. Además, se respetar y también hacerme respetar", destacó la facultativa.
"Con las esposas y parejas de los futbolistas pasó lo mismo. Entendieron rápido cual era mi rol y nos hicimos amigos. Como además de médica clínica me dedico a la medicina estética a muchas las tengo de pacientes", finalizó.
