El testigo pidió permiso al Tribunal, se puso de pie y, empuñando un arma imaginaria, apuntó al fiscal Marcelo Hidalgo a la altura del cuello.
Lo que Manuel Herrera (20) quería mostrar es la manera en que su "maestro", Daniel Oscar Sosa (40), ejecutó al "aprendiz" Héctor Rodrigo Zamora (19) tras acusarlo de no repartir el botín de una serie de robos con pistolas.
Herrera fue clave en el juicio que este jueves 26 de octubre terminó en la Cámara 3° del Crimen de la ciudad de Córdoba. Él estaba presente aquella mañana del 4 de agosto de 2016 en la que Sosa, alias "Tokín", mató de un disparo en el cuello a Zamora, luego de una breve discusión en la que éste intentó sacar su arma para defenderse.
"Tokín", considerado un "pesado" del hampa en Córdoba, fue sentenciado a 5 años por "homicidio agravado por el uso arma de fuego con exceso en legítima defensa", en coincidencia con lo solicitado por el fiscal de Cámara Hidalgo.
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Fue la quinta sentencia para este hombre cuyo prontuario lo tiene "de cárcel en cárcel" desde 1994, cuando era menor de edad. Luego estuvo preso por robos calificados y tenencia de arma de guerra. Pasó gran parte de su vida tras las rejas.
El cuerpo de Zamora salió despedido dos metros. Herrera, el otro "aprendiz" de Sosa, quedó paralizado. Su testimonio fue fundamental para arrojar luz sobre un asesinato complejo por los "códigos tumberos" de los tres involucrados.
"Por fortuna, el relato del testigo presencial tuvo respaldo con la prueba objetiva del hecho", explicó a Día a Día el fiscal Hidalgo. "Fue un juicio bravo, cargado con códigos propios del submundo que no son fáciles de descifrar en el juicio", acotó.
Según la acusación, "Tokín" enseñaba a Herrera y Zamora cómo se "metía el caño" en la noche cordobesa. Pero la cosa se pudrió, o al menos así lo creyó el "maestro", cuando acusó a Zamora de ocultar plata de los robos.
Raid delictivo. "Tokín" tiene cierta fama en Bajo Pueyrredón, una zona humilde en el este de la ciudad de Córdoba.
Durante el juicio se comprobó que, la noche antes del crimen, "Tokín" había salido a robar junto con sus dos "aprendices", a quienes les proveyó armas.
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La acusación sostiene que los tres iban juntos en una Ford Ecosport que habían robado poco antes. Fue así que asaltaron a un motociclista y se refugiaron con ambos vehículos en la casa de uno de ellos, en el Bajo Pueyrredón.
Poco después les dio hambre y pidieron pizzas por teléfono. El delivery llegó a los minutos y fue la segunda víctima: le robaron la recaudación, la moto y comieron gratis las pizzas.
Ya fatigados, después de comer y beber un largo rato, Zamora se fue a dormir. "¡Éste se guarda plata en el calzoncillo!", dijo "Tokín". El ambiente quedó cargado.
Al día siguiente, según salió en el juicio, Zamora y Herrera caminaban por el barrio y vieron a "Tokín" acercarse a ellos con un revólver calibre 40 colgando de su mano. Según Herrera, el "maestro" discutió con el "aprendiz" sobre el botín y cuando vio que la cosa se ponía fea, intentó sacar su pistola Bersa calibre 22.
No lo logró: "Tokín" le apuntaba al cuello y apretó el gatillo. Zamora murió en el acto.
El criminal llegó a juicio imputado por "homicidio agravado por el uso de arma".
"Exceso en legítima defensa". Sin embargo, durante el proceso judicial, y en base a los elementos de prueba, el fiscal Hidalgo pidió que la carátula sea atenuada a "homicidio en exceso por legítima defensa", cuya pena máxima es 5 años.
Consultado sobre este punto, el fiscal explicó: "En el debate se desprendieron circunstancias que obligaron a replantear la acusación. Por ejemplo, se produjo una especie de desafío, o duelo, entre Zamora y Sosa. El primero intentó sacar el arma y no tuvo tiempo".
Sobre el "exceso en legítima defensa", Hidalgo adujo que "Sosa era un hombre experimentado en el uso de armas. Tenía la habilidad suficiente como para dispararle a Zamora en una pierna, o un brazo, y reducirlo".
"El medio que Sosa empleó para defenderse excedió lo razonable. Es una línea muy fina difícil de probar", aseveró el fiscal.
La querella (en representación de la familia Zamora) solicitó 27 años de cárcel, en tanto que la defensa de "Tokín" pidió su absolución. Los jueces se inclinaron por los argumentos del fiscal.