Por Jorge Nahúm.
Cuando parecía que la contratación de Pablo Lavallén como nuevo técnico de Belgrano era un hecho, y que este lunes se hacía cargo del plantel para el compromiso del domingo ante Boca, las negociaciones entraron en un cuarto intermedio por las condiciones que planteó el DT como prioritarias.
Por ejemplo, tener a su cargo la elección de los jugadores que vestirán la casaca Celeste. Algo que en Belgrano no aceptarían porque la inversión sería alta y difícil de afrontar.
Después de la reunión formal del pasado miércoles entre Armando Pérez y directivos de Belgrano con el técnico y su representante, Juan Cruz Oller, en la que se había avanzado para que sea el sucesor de Sebastián Méndez, surgieron diferencias por ahora insalvables.
Es que Lavallén pretende ser el responsable exclusivo en el armado del plantel, de cara a las próximas contrataciones, y se apoya en un diagnóstico elaborado por su entorno, que refleja cómo le fue a Belgrano con sus últimas 19 incorporaciones, con resultado negativo.
No es la única complicación, pero sí es la principal porque en Belgrano no están dispuestos a resignar esa atribución. En cambio, las diferencias económicas que todavía persisten, sí serían solucionables. Más allá de que la relación con Oller es difícil (lo declararon persona no grata en 2015).
Por otra parte, en las últimas horas circuló la versión de que Rosario Central también tendría en carpeta a Lavallén, porque Paolo Montero está en la cuerda floja. El DT uruguayo asumirá una prueba de fuego este lunes, cuando enfrente a Godoy Cruz por el pase a semifinales de Copa Argentina, a las 18 en cancha de Instituto.
Con este panorama, la incertidumbre volvió a instalarse en Alberdi y hasta se reflotaron las chances de Diego Osella, el último de los tres candidatos con quien mantuvo reuniones la dirigencia Celeste y el Director Deportivo, Juan Carlos Olave.
