De no mediar impugnaciones de último momento, este lunes 23 de octubre comenzará en Córdoba un juicio por un homicidio que consternó al departamento Río Segundo: en abril de 2011, un grupo de jóvenes emboscó a otros que iban en un vehículo, les tiraron piedras y causaron un choque contra un árbol, impacto que desnucó al conductor.
La investigación determinó que, momentos antes de la emboscada en un camino rural paralelo a la ruta 9, algunos de esos jóvenes se habían peleado en un cumpleaños de 15 que se festejaba en un club de Santiago Temple.
Los presuntos autores de las pedradas fueron expulsados de la fiesta, y se escondieron en un costado del camino rural a la espera del Renault 12 azul que conducían sus supuestos contrincantes. Cuando los vieron pasar, los atacaron a pedradas y cascotes –algunos tenían 15 centímetros–, provocaron destrozos en el auto y obligaron al conductor, David Esteban Rodríguez (20), a irse contra un árbol. El joven murió en el acto, y algunos de sus acompañantes sufrieron heridas graves.
Seis años y medio después, Eric Jonatan Smit (26), Diego Fernando Ullua (25) y Nicolás Nazareno Budassi (25) estarán en el banquillo de la Cámara Segunda del Crimen imputados por "homicidio preterintencional", que a grandes rasgos implica que el acusado quiso causar lesiones pero no matar, y que conlleva entre tres y seis años de prisión.
La fiscal será Laura Battistelli. La familia de la víctima se presenta como querellante.
Ataque en la noche. El Club Sarmiento, de Santiago Temple, fue el elegido para el festejo de los 15 de una adolescente. Llegaron participantes de distintos pueblos de la zona, entre ellos Smit, Ullua y Budassi, quienes al parecer no estaban invitados y entraron igual.
En pleno festejo hubo una pelea entre grupos y la Policía intervino para enfriar la situación. La celebración siguió sin Smit, Ullua y Budassi, quienes junto con otros jóvenes fueron sacados del club, se dirigieron a buscar sus motocicletas y se instalaron sobre el camino rural a la espera de la emboscada.
En el expediente judicial consta que en el Renault 12 manejado por David Rodríguez iban Ezequiel Agüero (acompañante), Pablo Agüero, Magalí Rodríguez y Fiama Rodríguez (las chicas, hermanas del conductor).
Para evitar problemas, la Policía los acompañó hasta las afueras de Santiago Temple, y ellos tomaron por el camino de tierra paralelo a la ruta 9 para regresar a Luque, donde vivían. No sospechaban que los aguardaban a mitad de camino.
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Ya eran más de las 5 cuando a la altura de Los Chañaritos "comienzan a sentir impactos de piedra en el automóvil, produciendo el estallido de los vidrios del lateral derecho, primero el de atrás y luego el de adelante. Ante ello las menores Fiama y Magalí gritaron a su hermano '¡David no te detengas, acelerá!'", se lee en la causa.
Las piedras y ladrillos de distintos tamaños "eran arrojados por los imputados Budassi, Ullua y Smit con la intención de provocar un daño en los cuerpos o en la salud de los hermanos Rodríguez o hermanos Agüero", se indica.
Lo que vino después concentra sus sospechas sobre Budassi: "(uno de los proyectiles) arrojado por el imputado Budassi desde unos metros adelante del R12, impactó en el parabrisas y lo perforó, ocasionando que Rodríguez perdiera el dominio del vehículo, el cual ya fuera de control recorrió unos 100 metros para finalmente impactar de frente contra un árbol". El conductor murió "como consecuencia del latigazo cervical por impacto repentino", se agrega.
El acompañante, Ezequiel Agüero, sufrió heridas, golpes y traumatismos que le demandaron 45 días de rehabilitación.
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El testimonio de los sobrevivientes fue clave para llegar a los acusados, quienes cayeron a las pocas horas. En principio fueron imputados por "homicidio simple", pero la acusación se atenuó a "preterintencional", toda vez que "dicho resultado fatal no fue razonablemente el esperado" por los acusados cuando arrojaron las piedras.
Durante el juicio sobrevolará la posibilidad del "homicidio simple", sobre todo con el imputado Budassi, y no sería una sorpresa que a la hora de los alegatos la querella o la fiscal soliciten el agravamiento de la acusación.
"Yo no entiendo qué pasó. Él llevaba a dos amigos y el problema era con ellos. Mi hijo no tenía problemas con nadie", dijo por esa época Nilda, la madre de la víctima fatal. La familia Rodríguez estará presente en el juicio.