Forman parte de los negocios más castigados por la cuarentena y tras un breve período de reapertura tienen que volver a cerrar los gimnasios, donde hoy no hay sangre ni sudor pero sí lágrimas.
Así arrancaron la semana amagando algunos que no acatarían las nuevas restricciones informadas el sábado por el Gobierno provincial, pero finalmente acataron la orden no sin expresar su reclamo casi desesperado de que se les permita trabajar.
Tras anticipar que no pensaban cumplir, los gimnasios fueron intimados y hasta tuvieron que tolerar la presencia policial que les impidió entrar al recinto donde funciona la cámara que los nuclea, por lo que hicieron su conferencia en plena calle.
"No entendemos por qué decidieron que fuésemos nosotros los que cerráramos cuando fuimos el rubro que mejor hizo las cosas", expresaron los encargados de los gimnasios cordobeses.
A través de un comunicado, expresaron: "no olvidemos que nosotros somos esenciales. Somos un rubro que trabaja pegado a la salud; no podemos acompañar esta medida y eso no es un capricho, sino que trabajamos con datos concretos", señalaron.
Sobre el acatamiento aseguraron que "vamos a mantener los gimnasios cerrados ya que no podemos arriesgar a los clientes y a los colaboradores", dijeron pero enfatizaron su clamor para poder abrir las puertas en breve.
"Ante la información ya presentada y el enorme desgaste y prejuicio que genera la medida tomada por el Gobierno de la Provincia de Córdoba, nuestra Institución hace un llamado enfático a la construcción de un diálogo de carácter urgente a los fines de no perder más puestos de trabajo y cierres de empresas", expresaron.