El asesinato del adolescente Blas Correas derivó en la remoción de la cúpula capitalina de la Policía de Córdoba, donde también se hacen anuncios en torno a la capacitación de los uniformados, que salen a la calle armados.
La preocupación parece ser ahora la opinión que los vecinos tienen de la fuerza, por los hechos ocurridos en los últimos meses, con cinco víctimas de gatillo fácil: "el objetivo que tenemos es estrechar vínculos con la sociedad. Recuperar lazos de confianza es lo que anhelamos. Los cambios si se tienen que dar, se van a dar", expresó el director de Recursos Humanos de Policía, Julio Faría, a Cadena 3.
Su referencia a esos "cambios" se debe a algunos cuestionamientos al proceso de formación y la posterior capacitación de los oficiales que salen a patrullar, con un arma que les provee el Estado.
Sobre esto, el funcionario policial comentó que "el personal policial, en toda su escala, tiene un programa de tiro en el que están centralizados todos los conocimientos. Cuando hablamos de esto, estamos convencidos que el camino que tomamos es el adecuado", defendió.
Sobre los agentes que dispararon a sangre fría y dieron muerte al chico de 17 años, Faría destacó que "el uso de arma está permitido en casos extremos. La única posibilidad es cuando hay una vida en riesgo, ya sea propia o de terceros. Es el último elemento que debe usar para salvar su vida", señaló.