Hace 25 años que trabaja como programador de los relojes de los taxis y este domingo descubrió lo dejaron sin nada, ya que desvalijaron su taller.
Es el drama de Edgar Raspo, un comerciante de Villa María que es otra víctima más de la inseguridad y la impunidad de los ladrones en Córdoba, en una ola delictiva que no para de crecer en toda la provincia.
El domingo por la mañana, Edgar fue hasta su local de barrio San Justo, para darle comida a los perros que tiene allí, y descubrió que le habían roto la puerta.
Cuando entró al local se dio con que lo habían desvalijado, que le quitaron todas las herramientas y las computadoras que usa para programar taxímetros y plotear taxis.
"El domingo a las 11 cuando fui a alimentar a los perros descubrí el desastre que me habían dejado. Es desolador, desolador. Doy gracias a Dios que no me haya pasado nada. La bronca más grande de todo es que siempre benefician al ladrón, pero el que labura y trata de salir adelante no tiene ningún derecho", dijo en diálogo con Radio Líder Argentina, este lunes.
Muy enojado y abatido, Edgar dice que analiza irse del país, con su hija: "tengo una hija que se va a Italia porque tiene la doble nacionalidad. A mí me ataba este trabajo, pero ya no, me voy a ir. Vos no podes estar toda la vida pagando impuestos para que cuando necesites algo no te den una mano", protestó.
Por lo pronto, pide vía Facebook que nadie compre las cosas que le robaron y dio el detalle de los faltantes para ver si puede recuperar algo de lo que compró y cuidó con tanto esfuerzo a lo largo de estos años.